Carlos Ramírez.-
Como los dinosaurios, el PRI se enfila hacia su extinción.
El mismo político que salvó al PRI en el 2007, el gobernador mexiquense Enrique
Peña Nieto, será el encargado de la inhumación final. La operación para
reafirmar la presidencia de Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari hasta 2019
llevará a una ruptura interna como la de 1987, cuando el precandidato Carlos
Salinas de Gortari tomó el partido por asalto.
El presidente Peña Nieto va por el control del PRI para
consolidar a la élite que llevó al partido de una votación de 32% en 2012 a
13.5%, por abajo del PT y del PES.
Si hoy martes el consejo político del PRI se somete a la
decisión de Peña para mantener el control del partido en manos de Claudia Ruiz
Massieu Salinas de Gortari, Luis Videgaray Caso, Aurelio Nuño Mayer, Enrique
Ochoa Reza, la no-priísta Vanesa Rubio y todo el grupo que despeñó al tricolor
al quinto lugar legislativo, entonces Morena y López Obrador tendrán una
no-oposición priísta.
Salvo la resistencia del grupo Democracia Interna del
exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz Ortiz y una importante militancia, todo el
priísmo aceptará la decisión del presidente Peña, a pesar de que el grupo
peñista carece de una propuesta política, no supo aliarse con los viejos
priístas y va a jugar en la cancha de López Obrador.
La estrategia del presidente Peña Nieto es la de convertir
al PRI en su seguro político después del primero de diciembre para proteger los
expedientes de irregularidades que han pululado en los medios desde 2014, pero
a costa de convertir al PRI --vía los acuerdos secretos con López Obrador-- en
una oposición no-oposición u oposición domesticada. En este sentido, el PRI
podría ser el voto que le dé a López Obrador el copetito de la mayoría
calificada para modificar la Constitución. Las decisiones que impulse Peña
Nieto en estos cuatro meses como adelanto del proyecto lopezobradorista serán
el indicio del papel de comparsa que le espera al PRI bajo el control del grupo
peñista.
Los únicos que pueden detener el control peñista del PRI serían
los militantes de Democracia Interna, pero evitando repetir el error de
Cuauhtémoc Cárdenas y la Corriente Democrática en 1987 de salirse del partido
para fundar otro. Aunque hoy martes la lucha será simbólica porque se va a
reelegir Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari, pero tendrá que lanzarse la
convocatoria en febrero para una dirección política de cuatro años.
En todo caso, los priístas deben estar atentos a la gestión
de Ruiz Massieu Salinas de Gortari para evitar relevos estatales, municipales y
seccionales que desarticulen lo que quede del PRI y hagan a un lado a los
militantes críticos y que se comprometan por adelantado candidaturas a
gobernador en los dos primeros años.
La lucha por el PRI se dará en la pugna peñistas-Democracia
Interna por una dirigencia por cuatro años que defina candidaturas a gobernador
2019-2022 y a legisladores federales en 2021. Democracia Interna exige que se
lance una convocatoria en febrero próximo, pero los peñistas no quieren soltar
el PRI hasta agosto de 2019. La disputa será entre los que siguen defendiendo
el modelo Elías Calles de un PRI para un caudillo o los militantes que quieren
por primera vez elegir a sus dirigentes desde la base.
Lo malo, sin embargo, es que el PRI es un aparato de poder
que sirve a intereses de una oligarquía política mexiquense.
Política para dummies: La política es la utilización de los
demás para beneficio propio.
Sólo para sus ojos:
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- Preocupaciones en Banco de México por las presiones inflacionarias. La meta de 3% para 2018 y 2019 no se va a alcanzar, pero con los efectos nocivos en presiones devaluatorias. Los técnicos monetarios están urgidos de saber de dónde saldrán los fondos de los programas sociales de López Obrador y su posible efecto inflacionario.
- Conflicto poselectoral en Nuevo León por alcaldía de Monterrey derivó en violencia contra un plantón del PAN. Tribunal estatal dio la victoria al PRI, pero el tribunal federal puede revertir.
- Vienen cuatro meses de presencia mediática de López Obrador vía foros, consultas y plebiscitos. Cuatro meses agobiantes.
- Famosas últimas palabras: “No queremos la politiquería”: López Obrador a militantes de Morena.