
La violencia intrafamiliar es un problema muy grave que se está dando hoy en día ya que causa daños irreparables tanto en la victima como en el agresor ya que la persona que ejerce la violencia es porque él también fue víctima. Habitualmente este tipo de violencia no se produce de forma aislada, sino que sigue un patrón constante en el tiempo. Los principales sujetos pasivos son las mujeres, niños y personas dependientes.
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VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Mi padre constantemente cambiaba su estado de ánimo, algunas
veces requerí de él un abrazo o un beso pero no lo obtuve, no era cariñoso.
Un
domingo mi papá estaba alcoholizado y lo escuche gritar pidiéndome sus zapatos
porque iba a salir, no se los pasé le
dije que fuera por ellos, acercó a mí y
agarró un palo de escoba y comenzó a pegarme en la cabeza, me dijo que a él no
le contestaba, me quede asustado pensando como un padre le podía pegar a su
hijo con tanto enojo, al tocar mi cabeza me di cuenta que estaba lastimado.
En
esa ocasión, tuvieron que llamar a la ambulancia, por lo que hizo fue
esconderse, estaba asustando de ver lo que había ocasionado; mi madre me
acompañó a la cruz roja, sentí coraje que mi papá me hubiera ocasionado
esa lesión a pesar de ser un niño, los
médicos me dijeron que podía demandarlo pero no quise hacerlo lo perdoné.
Pensé
que este suceso cambiaría su carácter y dejaría de alcoholizarse, pero solo lo
hizo una o dos semanas y después volvió a lo mismo. Me ponía mal ver como mi
padre humillaba, gritaba e insultaba a mi madre y ella no decía nada, aunque me
resentía con mi padre a quien trataba mal era a mí mamá porque no lo dejaba, la
veía débil, tonta, como un estorbo, en varias ocasiones la hice llorar sin
motivos, no la dejaba en paz, la hice sentir como basura, la culpaba de que
nuestra situación económica fuera baja, pensaba que la solución era que dejara
a mi papá, así nuestra vida sería diferente.
Le reclamaba por la comida, que si
no podía hacer otra, que no trapeaba bien o los trastes estaban sucios, hasta
porque a mi perro no le daba de comer, pensaba que siempre tenía que recordarle
todo lo que debía hacer, tenía coraje hacia mi madre la culpaba de que mi padre nos hubiera
perjudicado la vida, al aguantarlo y al aceptarlo una y otra vez después de
todo lo que nos hacía.
Al casarme tuve hijos y a ellos también les gritaba, los
hacía sentir que deberían ayudar sin que les tuviera que decir una palabra, a
mi hijo el pequeño lo abofetee en dos ocasiones cuando tenía 5 o 6 meses porque
su llanto y gritos me desesperaban, a mi otro hijo más grande por igual lo
sacudía en la cama, él se asustaba y empezaba a llorar, fui una persona
violenta por eso no podía sentirme tranquilo.
Llegué al Movimiento Buena Voluntad 24 de Neuróticos Anónimos el grupo me ha
ayudado y a mi familia, también he
tenido grandes cambios en mí, antes de que muriera mi madre, ella me dijo que
había visto diferente, mis actitudes cambiaron el trato hacia los demás y que
podía hablar sin ser agresivo o violento sin que mis palabras lastimaran, el
grupo me dio la esperanza, aquí pude comentar todo lo que sentía y lo que
guardaba sin pena, libremente.
Agradezco a Neuróticos Anónimos por haberme
ayudado a cambiar y ahora puedo
disfrutar de mis hijos, ahora los veo que son felices cuando están conmigo, eso
me motiva a seguir y sobre todo a cambiar mi carácter, sé que de esa forma
ellos podrán darle una vida diferente a su familia cuando la tengan. Ahora las
personas que me rodean me tienen confianza y con todo eso veo el resultado de
mi cambio de carácter y con gusto asisto a la terapia del Movimiento Buena
Voluntad 24 de Neuróticos Anónimos.
Anónimo
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