Rubén Cortés
Chavismo y obradorismo tienen el mismo estilo para denigrar
a sus adversarios con un lenguaje insultante, degradante, que busca anularlos y
cancelar el debate.
Ayer, el jefe de la bancada de Morena, Manuel Bartlett,
defendió en el Senado a la dictadura de Maduro (que asesinó a 72 jóvenes en 83
días) y llamó a México “peón de Estados Unidos” por buscar una condena de la
OEA a Venezuela.
Antes, la canciller de Venezuela llamó en Cancún
“analfabeto” a su homólogo de Costa Rica, “perrito simpático” al de Perú,
“político infantil” al de México y “perverso” al secretario general de la OEA.
¿Qué unió a Morena y Maduro para insultar al gobierno
mexicano, y que Maduro denostase a los 20 países que buscaron condenarlo? 1.-
Una resolución que reflejase el deterioro de las condiciones democráticas en
Venezuela.
2.- La necesidad de mantener el respeto a la Asamblea
Nacional. 3.- La elaboración de un calendario electoral.
4.- La libertad de
presos políticos.
5.- El freno al proceso Constituyente, que busca instaurar
un régimen de partido único y que el gobierno sea dueño absoluto de los medios
de producción.
Por solicitar esas cuatro garantías democráticas a Venezuela
fue que el hombre de AMLO en el Senado llamó al canciller de México “peón de
Estados Unidos”. Entonces, lo menos que se puede regatear a Morena es que si
aquí llega al poder le disgustarán esos reclamos.
Porque chavismo y obradorismo coinciden en sus objetivos de
valerse de las reglas del Estado de Derecho para, al amparo de éstas,
destruirlo. El mismo AMLO admite que no cree “en estas instituciones de ahora”.
Chávez tampoco creía en las que había en Venezuela en 1999 y
las cambió: modificó la Carta Magna mediante mecanismos democráticos
manipulados a su favor, sometiendo al Legislativo y al Judicial, a Ejército y
Policía, a medios y empresariado.
Hasta que el 21 de agosto de 2007 ganó una reforma para
reelegirse mientras viviera, tras una campaña de chantaje a burócratas y
beneficiarios de programas sociales obligados a votar para mantener empleos y
apoyos.
También fue gracias al derecho internacional, a la garantía
de una nación-un voto, que Venezuela evitó la condena en Cancún: la apoyaron
cinco países que, en conjunto, tienen 17 millones de habitantes; mientras los
que estaban en su contra reúnen a 500 millones.
No importó que San Cristóbal y Nieves tenga 55 mil
habitantes y votara a favor; que Brasil tenga 207 millones y votara en contra.
En el derecho internacional, como en la democracia, todos los votantes valen
igual.
Tal cual hace Morena: manda al diablo a las instituciones,
pero gracias a ellas gobierna 45 municipios y puede ganar la presidencia.
Lo dicho. Chavismo y obradorismo son la misma cosa.
Twitter: @ruben_cortes