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FOTO: INTERNET |
Ricardo Alemán.-
Si
alguien lo dudaba, Miguel Mancera confirmó –el fin de semana--, que tiene el
control político del PRD. ¿Y eso qué…? podría espetar algún curioso.
Casi
nada. Mancera tiene en la mano el pasaporte para una candidatura presidencial,
sea con los amarillos, sea con un frente de partidos y ciudadanos o sea como
candidato independiente.
Y es
que, a querer o no, Miguel Mancera se ha convertido en “el candidato deseo”.
¿Por qué?
Porque
desean tirarlo malquerientes como el partido Morena y sus dueños, quienes
“torpedean” todo lo que dice y hace el jefe de gobierno de la capital; lo
quieren fuera no pocos “desesperados” del PRD, que lo ven como un peligro para
sus proyectos personalísimos. Y desean tirarlo panistas que no están
convencidos de una alianza entre azules y amarillos.
Pero
quien más desea ver en la lona a Mancera se llama AMLO, el dueño de Morena,
quien luego de que el PRD dio luz verde al frente amplio con el PAN, llamó
“alianza perversa” a la posibilidad de una candidatura común entre amarillos y
azules para 2018.
Y es que
el tamaño de la victoria de Mancera en el PRD y en la configuración del Frente
Amplio Opositor, es el tamaño de la derrota de AMLO. Es decir, Mancera será el
Macrón para un Obrador que en México juega el papel de la extrema derecha.
Y,
claro, a Mancera también lo quieren –pero como candidato--, grupos sociales,
partidos y ciudadanos que han entendido que son pocas las alternativas no
partidistas, confiables y que están lejos de los políticos clásicos.
Y en el
grupo de ciudadanos que no militan en un partido pero que tienen atributos para
ser candidatos presidenciales, están el propio Miguel Mancera, Margarita Zavala
y José Antonio Meade.
Como
saben, Mancera y Meade no tienen militancia partidista, en tanto Margarita es
panista antes que su esposo, el ex presidente Calderón, ingresara al PAN.
Pero tampoco es nuevo y menos resulta
perverso que un candidato presidencial consiga el control del partido que lo
llevará a una carrera presidencial.
En
realidad se trata de un proceso político normal, en México y el mundo. En el
PRD, por ejemplo, Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador fueron dueños del partido
que los llevó a cinco aventuras presidenciales, todas ellas fallidas.
En el
PAN, algunos han tenido el control del partido para acceder a la candidatura
presidencial –como Ricardo Anaya--, y otros han luchado por el control del
partido para ser candidatos.
Manuel
J. Clouthier, por ejemplo, fracturó en dos al PAN, antes de ser candidato.
Vicente Fox ganó la candidatura del PAN, desde fuera del partido, por la vía de
los hechos. Felipe Calderón –en cambio--, se enfrentó al Presidente de la
República –Vicente Fox--, y al partido. Al final, ganó la candidatura.
En el PRI el candidato presidencial siempre
había sido designado por el presidente. Sin embargo, esa lógica se rompió
cuando manos criminales cortaron la vida de Luis Donaldo Colosio, por un lado,
y luego del año 2000, cuando el poder presidencial ya no estaba en manos del
PRI. Entonces el poder se trasladó a los gobernadores.
Y, en
Morena, como todos saben, el dueño de esa empresa familiar es quien todo decide
y de todo se beneficia. AMLO es el candidato presidencial de Morena, incluso
antes de que Morena naciera. Es igual al escándalo del espionaje, los
periodistas quejosos lo conocían antes de que el New York Times lo publicara.
Por eso,
desde hace casi dos años, Mancera teje el control político del PRD, como primer
paso para la conformación de un “frente amplio” en donde habrá lugar para
todos; el PAN, el PRD el PT y hasta habría lugar para Morena.
Sin
embargo, el jefe de gobierno apenas empieza una batalla titánica. ¿Por qué?
Porque
Mancera enfrenta el serio problema de haberse convertido --por un lado--, en el
“candidato deseo”, mientras que por otro lado es el político al que muchos
quieren destruir y otros tantos eliminar de la carrera presidencial.
A pesar
de que el pasado fin de semana la dirigencia del PRD definió la formación de un
frente amplio para impulsar la candidatura presidencial y que invitaron al PAN
y a Morena, lo cierto es que no hay posibilidades de que esas alianzas lleguen
a puerto seguro. ¿Por qué?
1.- Porque Miguel Mancera es el principal
adversario de Andrés Manuel López Obrador.
2.-
Porque Morena es el principal instrumento de AMLO para destruir a Mancera.
3.-
Porque Mancera es el único candidato de las izquierdas con posibilidades de
encabezar un “frente amplio ciudadano y partidista”. Nos referimos a la amalgama
capaz de fusionar a las izquierdas en torno a Mancera.
4.- Y,
porque es casi un hecho que en el PAN la candidata será Margarita Zavala.
¿Ven a
Mancera retirarse de la contienda a favor de Margarita? ¿Ven a Margarita
declinar por Mancera?
Al
tiempo.
@RicardoAlemanMX