Rubén Cortés.-
Con un candidato presidencial fuerte, pero sin estructura
partidista profesional, Morena tuvo que crecer sin sentido y aceptando todo lo
que se le arrime. El mejor ejemplo de ese estilo de corazón de condominio del
que hace gala ese partido es Delfina Gómez, su candidata en el Estado de
México.
Porque la trayectoria de absoluta falta de transparencia de
la exalcaldesa de Texcoco le está abollando a Morena la parte de la carrocería
más preciada por AMLO en el vehículo con el que espera llegar a Los Pinos: la
de la honestidad valiente.
Eso, en lo que ha aflorado durante la campaña por la
gubernatura del estado con mayor padrón electoral del país (11 millones 251 mil
votantes); porque en la de las alcaldías, en Veracruz flotó a la superficie el
desaseo de la ahora excandidata Eva Cadena, captada recibiendo miles de pesos y
dólares.
El caso de Delfina parece serie de Netflix: cada día depara
un suceso nuevo y sonado. Ahora se sabe que durante su gestión en Texcoco
(2013-15) descontó a sus trabajadores 40 millones de pesos para depositarlos en
una cuenta personal de un operador de AMLO en la zona conurbada de la CDMX.
Los cheques, expedidos por la cuenta 0252544745 de Banorte,
salían a la cuenta personal de quien era su tesorero, Alberto Martínez Miranda,
hermano de Higinio Martínez, actual presidente municipal de Texcoco y líder del
Grupo de Acción Política (GAP) de Morena en el Edomex.
El dinero fluía a través de los siguientes conceptos:
“Nómina de Texcoco”, “aportación fondo de ahorro”, “recuperación de fondos de
ahorro” y “aportaciones empleado-patrón” directamente a Alberto Martínez
Miranda, por montos aproximados de un millón de pesos mensuales.
Cada quincena, Delfina expedía pólizas de cheque con el logo
de “Texcoco nos une”, con transferencias desde 256 mil 493 pesos hasta 791 mil
668 pesos, procedentes del sueldo de los trabajadores hacia la cuenta personal
0268279691, a nombre de Martínez Miranda, cuyo RFC es MAMA580427899.
Y, la semana pasada, Delfina aceptó que retenía el 10 por
ciento del sueldo de los trabajadores para dárselo a Morena. Fueron 13 millones
de pesos, y declaró que eran de pagos de Fonacot y cajas de ahorro, aunque
Texcoco tiene cancelado el convenio con Fonacot desde 2012, por falta de pago.
Esos 13 millones de pesos retenidos a los trabajadores
fueron también a las arcas del GAP, uno de los brazos operativos de Morena en
el Estado de México, y cobrados por Victoria Anaya, hoy coordinadora de giras
de la candidata Delfina.
Poco favor hacen estas conductas a la honestidad valiente
que presume el jefe de Morena. Es el precio (no se puede dejar de insistir) de
creerse Gandhi…
Sin serlo.