Ricardo Alemán.-
En política --en especial en política electoral--, es
posible percibir el olor de la derrota. La derrota “se huele”, dicen los sabios
de la cosa electoral.
Y en el caso de los comicios en tres gobiernos estatales, el
olor de la derrota ya impregna al “partido rojo”, a la Morena de Andrés Manuel
López Obrador.
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Pero es en el estado de México en donde los “focos rojos” de
Morena marcan alerta total, ya que el descrédito de su candidata, Delfina
Gómez, ya se “cristalizó” en la conciencia colectiva mexiquense.
Es decir, resulta que la marcuerna AMLO-Delfina dejó de
crecer en las preferencias electorales y aparecen signos de que la candidata de
Morena no sólo llegó a su techo sino que empieza a perder simpatías. Todo ello
mientras que el PRD recupera terreno y votantes, en tanto el PRI se mantiene a
la cabeza.
Al mismo tiempo, en Nayarit y Coahuila las candidaturas de
Morena van en dirección al despeñadero, lo que a tres semanas de los comicios
se confirma como otro de los grandes fracasos del joven “partido rojo” de Obrador.
Incluso, en Coahuila, el candidato de Morena, Armando
Guadiana --empresario minero y ganadero de quien distintas voces aseguran que
con “dinero negro” habría comprado la candidatura de Morena--, es vinculado de
manera reiterada con el crimen organizado, según medios locales y alguna prensa
de Estados Uniodos.
En resumen, que según reputados morenistas, a tres semanas del
4 de junio, en Morena “se generaliza el olor de la derrota”.
Por eso, en lo que parece un grito de auxilio, el viernes y
sábado pasados –en Nayarit y Morelos, respectivamente--, Obrador lanzó un
“ultimátum” a los partidos de izquierda --PRD, PT y Movimiento Ciudadano--,
para que hoy se sumen a los candidatos de Morena en las entidades donde habrá
elecciones o, de lo contrario, no habrá lugar para ellos en 2018.
En Nayarit, el líder de Morena pidió a quienes le han
expresado su apoyo de cara a las elecciones presidenciales “que ya empiece a
manifestarse” el cariño por Morena.
Pero además, le puso horario y fecha en el calendario a las
alianzas.
Dijo: “Si quieren estar conmigo desde ahora, el 4 de junio
deben manifestarse”. Además, lanzó una amenaza directa; vulgar chantaje: “si no
hay unidad ahora en el Estado de México, en Coahuila, en Nayarit, y
en Veracruz, si no la hay ahora, ya en 2018 pues vamos solos, Morena va a ir
solo”.
Y es que el tabasqueño reconoció que un resultado adverso en
2017 afectará sus aspiraciones en 2018: “Si el 4 de junio nos va mal en
Nayarit, pues nos afecta el 18, ¿Cómo dicen que van a estar con nosotros en el
18 si no empiezan ya a ayudarnos?”, advirtió. No conforme, ayer dijo que no
engaña a nadie sino habla con la verdad.
Lo curioso es que Obrador no llama a una alianza. No, en
rigor pide la rendición y sumisión de toda la izquierda, a sus pies; exige que
toda la izquierda claudique principios, doctrina y, sobre todo, la renuncia al
uso de dinero y los spots, para entregarlos sin condición alguna a la causa de
Obrador.
El olor de la derrota recorre Morena. Por eso, en un gresto
de incongruencia, Obrador llama a una alianza en torno a su proyecdto, a pesar
de que desde 2012 “mandó al diablo” al PRD y a sus otrora aliados –como PT y
MC--, a los que no dudó en calificar de pillos, ladrones, aliados de la mafia
del poder y hasta traidores.
Por ejemplo, en
septiembre de 2012, Obrador abandonó al PRD, PT y Movimiento Ciudadano, quienes
conformaban el Frente Progresista, coalición que lo postuló como candidato a la
presidencia en ese año. En aquél entonces, la salida fue --según él-- “en los
mejores términos” y con un discurso políticamente correcto.
Sin embargo, desde 2014, ya con Morena convertida en
partido, quedó claro que la separación no había sido en términos tan buenos.
Obrador dijo que salió del PRD porque los amarillos apoyaron el Pacto por
México y porque “no es de izquierda el que le da la espalda al pueblo”.
Con los meses, la ruptura se convirtió en antagonismo. En
2015, Obrador criticó la alianza PRD- PAN, en Veracruz --a celebrarse en 2016--
y aseguró que ambos partidos “son igual de corruptos” que el PRI. En 2016, el
tabasqueño negó que existiera posibilidad de una alianza entre Morena y el PRD
en el Estado de México porque --dijo-- el PRD “está ensamblado con el PRIAN y
forman parte del mismo grupo”. Y apenas hace un mes, calificó la alianza
PAN-PRD en Nayarit como “promiscuidad política”.
¿Qué sigifica que luego de ofender a sus otrora aliados, hoy
los convoque a una alianza?
El olor a la derrota tiene nervioso a AMLO.
Por eso, el PRD rechazó toda alianza en 2017, mientras que
Miguel Mancera, dijo que toda alianza debe hacerse sin condiciones.
La guerra por 2018 apenas empieza.
Al tiempo.