Raymundo Rivalapacio.-
El segundo debate entre aspirantes a la gubernatura del
estado de México se llevará a cabo hoy, sin que haya mucha ciencia para saber
cuál será el tono y la dirección que tome. Delfina Gómez, la candidata de
Morena, será probablemente en quien se habrán de enfocar la mayor parte de los
ataques de sus adversarios. Las razones no se encuentran en lo alto de sus
preferencias electorales, pues si fuera ese el caso, igual tendría que ser
sometido a la metralla el candidato del PRI, Alfredo del Mazo, sino por algo
más profundo y que sintetiza el fondo de lo que se trata esta elección: el
próximo 4 de junio, en escasas cuatro semanas, los electores decidirán si
quieren más PRI en el gobierno o si ese partido cumplió su ciclo y será
expulsado del poder.
Este referéndum es lo que vienen dibujando las encuestas de
preferencia electoral en las preguntas sobre por cuál partido nunca votaría (el
PRI siempre aparece con el rechazo de cuatro o más electores de cada 10), y los
niveles de aprobación del presidente Enrique Peña Nieto (menos del 20%, contra
80% mínimo de rechazo a su gestión), y del gobernador Eruviel Ávila (que se ha
caído por debajo del 40%). Los priistas mexiquenses mejor ubicados en los dos
gobiernos más importantes del país, son ahora la síntesis de desgaste,
descrédito y deseo de cambio. Ninguna de las candidatas o candidatos
adversarios a Del Mazo representa el ánimo por esa mudanza de poder mejor que
Morena y Gómez. La candidata de Morena representa lo que nadie entre sus
competidores es.
En términos políticos, pese a pertenecer a un partido
caudillista como es Morena, no es identificada como parte de una estructura
partidista que, por la manera como se han comportado los electores en México y
el mundo, es rechazada abiertamente y cada vez se convierte en un mayor lastre
en las urnas. Se puede plantear que la candidata independiente, Teresa Castell,
se encuentra en las mismas condiciones, o incluso en mejores que Gómez en el
papel, al tener sus raíces en el sector empresarial y haber brincado a la
candidatura desde la presidencia de uno de los capítulos de la Asociación
Mexicana de Mujeres Empresariales. Sin embargo, la apuesta del PRI al incorporar
a una mujer (el factor género) que jugara como independiente (frente a la
crisis de partidos) para restar votos a Gómez o a la candidata del PAN,
Josefina Vázquez Mota, tuvo como premisa pensar que los electores mexiquenses
son idiotas. Los empresarios mexiquenses, es de conocimiento público, se
comportan como un sector más del PRI.
En términos personales, la humildad de la cuna de Gómez está
en las antípodas de las sábanas de seda entre las que nació Del Mazo, o en las
que se ha ido fabricando con los años la candidata del PAN, Josefina Vázquez
Mota. Se asemeja el origen de Gómez al del candidato del PRD, Juan Zepeda,
aunque a diferencia de él, no lo utiliza dentro de la retórica política, sino
como un factor que la define diariamente. Es la más ingenua de todos quienes
contienden por la gubernatura, lo que al mismo tiempo la convierte en la más
auténtica ante los electores. La crítica sostenida de que será una marioneta
más del jefe de Morena, Andrés Manuel López Obrador, en una réplica de lo que
ha sucedido en la Ciudad de México con algunos delegados, no parece haber
permeado todavía entre el electorado, como tampoco el que esté menos preparada
para gobernar que Del Mazo, con quien disputará, de mantenerse la actual
tendencia, la victoria.
Gómez es la anti candidata, la anti status quo, la que se
enfrenta, como López Obrador, al sistema político que rige en México. Este
sistema lo representa el PRI, pues pese a los 12 años de gobiernos panistas, ni
Vicente Fox ni Felipe Calderón fueron rupturistas para construir un nuevo
sistema para el México de la alternancia. Vázquez Mota representa para el
electorado la posibilidad de la alternancia, pero con la experiencia de Fox,
está claro que este paso no es suficiente para un cambio profundo. Cepeda, que
es un formidable candidato, representa a un partido en vías de extinción por un
carácter mercenario de la primera parte del sexenio peñista que le costó en las
urnas en 2015 sin que aprendiera la lección. Óscar González es el candidato del
PT, nacido de las entrañas del PRI, regresó a sus orígenes en fechas recientes
y está en la contienda para arrebatarle votos a Gómez.
La elección en el estado de México pareciera estar diseñada
para que el candidato Del Mazo contara con el respaldo esquirol de tres
contendientes, y sólo tuviera que luchar
contra Vázquez Mota y Gómez. La panista, como en la campaña presidencial de
2012, no ha podido crecer para volverse competitiva frente a ellos dos, y habrá
que ver su comportamiento en el debate para saber si se mantiene en la
contienda por la gubernatura, o también se entrega al PRI, por razones no de
voluntad política o afinidad ideológica sino, como le sucedió hace cinco años,
porque el voto útil tenía que ser para el PRI a fin de cerrarle el paso a López
Obrador a Los Pinos, que hoy se trasladaría a Gómez para que no llegue al
Palacio de Lerdo. El segundo debate entre contendientes a la gubernatura no
deja nada a la especulación. Ni siquiera la certeza de que el fondo es el
referéndum si los electores quieren seguir siendo gobernados por el PRI, o se
cansaron de él.
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