Rubén Cortés.-
Al final, lo que demostró el “Acuerdo Político de Unidad por
la Prosperidad del Pueblo y el Renacimiento de México”, firmado ayer en el
Monumento a la Revolución, fue:
Uno.— Que tras 17 años en campaña, el discurso de AMLO se
agota, no aguanta más lugares comunes y necesita ideas frescas, ángulos
novedosos, de una narrativa que sorprenda.
Dos.— Que lo que se suma a Morena de otros partidos es pura
chiquillada y de oportunistas, que ya lo creen presidente, y se adhieren como
la bufalada en los tiempos más criticados del PRI.
En el punto Uno ya lo único que faltó a AMLO fue prometer
puentes en los lugares donde no haya ríos. Y si alguien le hubiese recordado
que no había ríos, seguramente habría dicho que entonces construirá ríos para
que pueda haber puentes.
Repitió que resolvería el tema de los jóvenes que no
estudian ni trabajan (los conocidos como ninis), dedicando 42 mil pesos para
cada uno de los dos millones 600 mil que tiene censados en esas condiciones el
actual gobierno.
No se puede olvidar que serían 110 mil millones de pesos:
más de tres veces el presupuesto anual que tiene la UNAM, por ejemplo. Y más de
la mitad del presupuesto del nuevo aeropuerto. Aunque, como siempre, AMLO no
explicó de qué manera daría sus 42 mil pesos a cada nini.
Lo más que llegó a explicar fue que “podrán decirnos que es
demasiado, pero si se considera que por la vía de la corrupción se ejercen
ilícitamente 500 mil millones de pesos que se va a ahorrar un gobierno honesto,
hasta van a sobrar recursos para otros proyectos”.
Pero eso suena mucho a aquello de su maestro político Fidel
Castro en Cuba, cuando prometió en 1959 que “vamos a tener tanto arroz que no
vamos a saber qué hacer con tanto arroz”. Sin embargo, los cubanos llevan 58
años con el arroz racionado a razón de dos kilos por persona al mes.
En el punto Dos, la lista de los arrimados tampoco es que
despierte una exclamación, eh. La lista distribuida por Morena, para ufanarse
de las adhesiones, muestra a pura chiquillada: Paola Félix Díaz, diputada del
Verde; Lorena Villavicencio, de Mujeres de Hierro del PRI; Carlos Candelaria,
del PES…
De todos modos, a AMLO ahora no le preocupa el peso político
de los personajes, sino el número. Ya les ajustará cuentas cuando no los
necesite. En eso aplicará otra máxima de su maestro Fidel Castro, quien antes
de ganar también recibió de todo.
Cuando alguien se lo criticó, en abril de 1954, dijo:
“Aceptemos a todos. Habrá tiempo de sobra para aplastar a todas las cucarachas
juntas”.
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