Rubén Cortés
La
designación de Ernesto Nemer como jefe de la campaña de Alfredo del Mazo es
ejemplo de que los priistas del Estado de México son los únicos políticos del
país con una disciplina de unidad, en el entendido de que, sea el grupo que
gane, nunca nadie será abandonado y siempre tendrá su oportunidad.
Un espíritu
infundido en la política mexiquense por Isidro Fabela (gobernador 16 de marzo
de 1942-15 de septiembre de 1945), un designio que persiste y gracias al cual
también fueron gobernadores el abuelo y el padre del actual candidato priista.
Algo igual
de raro en nuestra política actual a un trébol de cuatro hojas, tan singular
que, según los botánicos, existen 10 mil tréboles de tres hojas por cada trébol
de cuatro.
La enseñanza
de Fabela consiste en que quienes encabezan los grupos se comporten como
líderes, no como jefes. Porque jefe es quien es obstáculo para el crecimiento
del colaborador; mientras líder es quien lo alienta y le abre espacios.
En 2011,
Nemer enfrentó sin éxito a Eruviel Ávila por la candidatura priista y Eruviel
lo designó luego secretario de Gobierno. Hasta hace un mes, Nemer enfrentó sin
éxito a Del Mazo por la candidatura, pero ahora Del Mazo pone su suerte en sus
manos.
Eso no sólo
no sucede en ningún otro partido: tampoco en el PRI de otro estado.
Según
Rogelio Hernández Rodríguez, académico del Colmex dedicado a estudiar la
historia del PRI mexiquense, Fabela les enseñó que aquel político que está al
mando y no deja crecer “se achica a sí mismo”, porque nunca logra trascender
las intrigas de salón.
Y que
“cuando un político impide a sus colaboradores desarrollarse, actúa como un
jefe, no como un líder”. Por eso el actual gobernador (considerado del grupo
“del Valle de México”) integró de manera natural en su gobierno a los de
“Atlacomulco” y “Toluca”.
Vamos,
tampoco es que funcione como una escuela de monjas, pero al final todos los
grupos dejan a un lado sus diferencias, en favor del partido, y de conservar el
gobierno por encima de todas las cosas, sabedores de que mientras tengan el
gobierno habrá esperanzas y reparto de poder.
El propio
Nemer viene de trabajar con nueve gobernadores, encabezar el congreso local,
ser secretario de Gobierno y de Desarrollo Social, pelear dos veces la
candidatura a dos aspirantes de grupos diferentes, pero jamás se ha dicho
agraviado. Nunca se peleó. Nunca traicionó.
Al
contrario, trabajó con Ávila y ahora dirigirá la campaña a Del Mazo. En el PAN
eso sería un trébol de cuatro hojas y en el PRD uno de 56. Y eso todavía se
llama disciplina, rigor, ética, ideología.
Aunque usted
no lo crea.
Twitter:
@ruben_cortes
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