Reflexión-es por Daniel Dahlhaus


“Educar a un joven no es enseñarle algo que no sabía, sino hacer de él algo que no conocía “                                     
                                              Jonh Ruski

A propósito de la presentación del nuevo modelo educativo que se pondrá en marcha en el dos mil dieciocho y que en días pasados se dio a conocer, me pregunto ¿Qué sugeriría José Vasconcelos Calderón?  Primer secretario de educación pública, ¿Qué diría  Jaime Torres Bodet? Quién realizo la última reforma en materia educativa en aquellos tiempos del civilista Manuel Ávila Camacho.
La lectura que tengo –cómplice lector-  es sumamente favorable, favorable para las generaciones venideras, pues cabe mencionar que este acto migratorio en el modelo educativo precisa de la gradualidad del cambio, se trata de un cambio generacional para bien de unos quince años –según mis cuentas-.
Recuerdo mi educación básica y media cuando el aprendizaje era, sino con regla en mano (como cuentan los abuelos) bajo la tónica de memorización con puntos y comas, aquella educación donde éramos un número de lista y no algo cualitativo, donde la calificación hacia al alumno y no lo aprehendido (nótese el uso de la “h”), lo procesado. Esas “tareas” donde íbamos a la papelería pedíamos la monografía (lámina) de equis o ye personaje o evento histórico, copiábamos su reverso y dicha herramienta servía como mera ilustración, la generación de un criterio de lo copiado así como de lo leído; no era una opción, la herencia cultural de no cuestionar la histografía seguía haciendo estragos: la historia por su parte, seguía escribiéndose…el esquema de aprendizaje así como el profesor eran incuestionables.
Apostarle –insisto- a lo cuantitativo y no a lo cualitativo nos llevó a la agonía del hombre pensante (con una perspectiva de raza, no de género) y, también, orillo al sistema a la producción en masa de “legos”, de computadoras con gran capacidad de memoria; con poco juicio de discernimiento, de crítica, resto valor al espíritu etimológico  del “augere”: enseñar a hacer.
Las bondades del nuevo modelo educativo son muchas, estás, plasmadas en sus ejes rectores: Uno.- planteamiento curricular, Dos.- escuela al centro, Tres.- formación y desarrollo profesional docente, cuatro.- inclusión y equidad, cinco.- gobernanza en el sistema educativo. Dicho en otras palabras, lo que nos importa es que el alumnado será capaz de ser bilingüe sí o sí, acrecentar su patriotismo, manejar con profesionalismo las tecnologías de la información, generar capacidades – que en el presente modelo- no se potencializaron tales como: la reflexión, creatividad, critica, determinación, capacidad de negociación, innovación; además que cuidara de su salud física y mental (que en su ausencia tan alto costo en salud pública tiene), también se abre un espacio de valor a las capacidades emocionales como nueva narrativa competitiva, y lo innovador del modelo será que el cuidado del medio ambiente dejo de ser pose y hoy se le da la importancia necesaria, incorporará la educación ambiental en su esquema curricular.
Otra cara sana para la democratización de la educación y para acrecentar la participación ciudadana fue, sin duda, las más de trecientas mesas de trabajo instaladas a lo largo y ancho del país para la creación del nuevo ME, donde lo actores principales fueron: familia, docentes, profesionales de la educación así como ciudadanía interesada, que generaron, además de un valioso documento público con ayuda del prestigiado CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas), la gran oportunidad de mejorar nuestra posición ante instituciones como la OCDE, CONEVAL, pruebas PISA y demás instituciones que ubican parámetros educativos y de competitividad. El reto es mayúsculo, entregar al próximo sexenio el ME y que lo aterrice, asumir frente a un mundo global la integralización de la educación no es imple, hacer realidad el vaticinio del México próspero mediante la educación será nuestra nueva carta de presentación y miren que el chovinismo en tiempos de Trump es una máxima hoy en día, entonces, sea pues la educación nuestra panacea. A menos, en esta ocasión, está es…mi reflexión.


danieldahlhaus7@gmail.com













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