RICARDO ALEMÁN/ ITINERARIO POLÍTICO
Luego del crimen de “los 43”
de Iguala –en Guerrero--, preguntamos si el narcotráfico y el crimen organizado
no estaba vinculado con el financiamiento de la naciente Morena, de AMLO.
La pregunta era obligada –a
pesar de que miles nos mentaron la madre y que abundaron las amenazas de
muerte--, porque en Iguala y en Guerrero, sólo AMLO no sabía que Los Abarca
–alcalde en funciones el esposo y candidata a sucederlo la esposa--, eran jefes
de la más poderosa banda criminal del estado.
Y es que, como aquí
documentamos --con textos, videos y audios--, en sus últimas decisiones como
jefe real del PRD, López Obrador impuso
a José Luis Abarca como candidato amarillo a la alcaldía de Iguala, a pesar de
que parte del pueblo sabía y exigía a gritos que no metiera al narcotráfico al
PRD. AMLO no escuchó. Impuso a Abarca y el resto de la historia todos la saben.
¿Por qué López Obrador no
escuchó y por qué impuso a José Luis Abarca, a sabiendas de que la esposa de
éste era parte de una familia criminal?
La respuesta la saben todos
en el PRD, pero pocos se atreven a hablar del tema. Los Abarca fueron
protegidos por López Obrador, porque financiaron el activismo de AMLO, en la
construcción de la naciente Morena. Y cualquiera podría preguntar: ¿Y las pruebas?
Y, en ese caso, la respuesta sería la misma de Bejarano; Obrador sabe todo,
“pero no es tonto”.
Y viene a cuento el
ejercicio memorioso, porque el pasado fin de semana, durante su campaña
presidencial ilegal por Nayarit, el tabasqueño calificó como “una masacre” el
enfrentamiento acontecido el pasado jueves en Tepic, donde un operativo de las
Fuerzas Armadas consiguió abatir a 14 integrantes del cártel de los Beltrán
Leyva, entre los que se encontraba Juan Francisco Patrón --alias “El H-2”--,
líder del grupo delincuencial.
López Obrador acusó a las
Fuerzas Armadas de “ajusticiar” a los delincuentes en lugar de detenerlos.
Además, dijo que la mayoría de las “víctimas” eran jóvenes a los que “la
política neoliberal les canceló el futuro y los empujó a tomar el camino de
conductas antisociales.”
El ilegal candidato
presidencial no perdió la oportunidad de transformar su defensa de los
delincuentes en un acto de campaña anticipada. Prometió que cuando triunfe
Morena “se acabará la guerra”. Y afirmó que, en lugar de “enfrentar la
violencia con violencia”, se apoyará a los jóvenes, se impulsará el campo y
habrá trabajo para todos.
El populismo al mejor estilo
Trump, con idénticos recursos discursivos de Chávez y Maduro en Venezuela, de
Evo Morales en Bolivia, Cristina Fernández en Argentina y con un rancio tufo
del viejo PRI. Es decir, por decreto y por un deseo divino, los males se
transformarán en bondades y ¡todos a vivir en el reino del amor!.
Pero más allá del populismo
discursivo, lo cierto es que aparecen puntos convergentes entre los afanes de
AMLO por imponer a Los Abarca en Iguala y la defensa del crimen organizado en
Tepic. ¿Por qué razón, de manera repentina, Obrador aparece como defensor del
crimen organizado que campea en Nayarit?
¿Por qué López Obrador
inventa mentiras monstruosas sobre la supuesta muerte de niños o jóvenes por
parte de las fuerzas federales? ¿Por qué el cuento de que los criminales fueron
ejecutados, antes que pedirles permiso y
perdón para ser detenidos, a pesar de que recibieron a balazos a los marinos?
La respuesta podría tener
una explicación en un sector de la prensa local y en testimonios de periodistas
regionales que, en redes y en portales, han documentado la abundancia de dinero
en la campaña de Morena; la repentina aparición de modernas y costosas
camionetas al servicio de Morena, que recorren pueblos y rancherías regalando
todo tipo de despensas y enseres.
Es decir, de un momento a
otro –y de la nada--, apareció en todo
Nayarit un naciente partido que tiene
una costosa estructura capaz de movilizar todos los recursos necesarios para
ganar votos y que se llama Morena. ¿Quién, en un estado dominado por el
narcotráfico, financia a ese partido? ¿Por qué la defensa incondicional de
AMLO?
Parece que asistimos a la
misma historia de Iguala, en donde un alcalde del PRD, impuesto por AMLO, es
culpable del crimen más atroz en décadas, cometido en un estado gobernado por
el PRD, y México y el mundo terminan crucificando y culpando de ese crimen al
gobierno del PRI. Sería de risa loca, si no es por el fondo perverso.
La película en Nayarit es
parecida y los personajes los mismos. ¿Veremos de nueva cuenta el mundo al
revés? ¿La posverdad volverá a ganarle a la verdad?
Por lo pronto, Miguel
Osorio, secretario de Gobernación, decidió alzar la voz. ¡Basta de mentiras y
patrañas…!, dijo. Y acusó a López Obrador de usar con fines político
electorales la lucha contra el crimen.
¿Hasta cuando el gobierno
federal revelará si existen nexos del narco con células de Morena?
Al tiempo.
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