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Una gran oportunidad para la clase política

Rubén Cortés/La Razón


Como en una pantalla colosal vemos esta película histórica en tiempo real: la primera semana de un outsider de la política, llegado al poder gracias a la ola antisistema de un electorado desencantado de la clase política tradicional.

La lección es proporcional al tamaño de la pantalla: no por ser un outsider, Donald Trump es mejor, no sólo que la demócrata Hillary Clinton, sino que ninguno de sus correligionarios y políticos profesionales Marco Rubio, Ted Cruz…

Tampoco porque haya un millonario en el poder dejará de existir la corrupción. La égida de los gobiernos debe quedar en manos de los políticos, definitivamente: es tarea de la sociedad conseguir que sean los adecuados.

De ahí que la ineptitud, falta de tacto, demagogia, nacionalismo, la ideología de odio demostrados por Trump en sus primeros nueve días en la Casa Blanca se conviertan en una gran oportunidad, quizá la última, de la clase política para no ser rebasada.

La cadena neoyorquina Bloomberg reveló ayer que Trump se dedicó a ver la película infantil Buscando a Dory, en medio de su jornada más complicada en ocho días en el gobierno, con una crisis constitucional y migratoria abierta con el Poder Judicial.

Uno de los argumentos exitosos de los populistas y los outsiders para desacreditar a los políticos profesionales es afirmar que hacer política y gobernar son ejercicios que no tienen ciencia, que es algo que cualquiera puede hacer.

La frase más abrumadora de Trump en campaña, la que más jaló entre sus votantes y que más confusión causó entre los de Clinton, fue: “¿Qué tan estúpidos son nuestros políticos? Obama no tiene la menor idea. Tenemos gente que es estúpida entre la clase dirigente”.

Pero su estreno en la Casa Blanca resultó un monumento a la estupidez: entró en vigor una orden ejecutiva contra refugiados musulmanes sin consultarla con los departamentos de Defensa, Estado y Justicia, todos involucrados en su funcionamiento.

Trump y su gente están descubriendo el agua tibia. Su jefe de Gabinete dijo ayer que “si eres un ciudadano estadounidense que no para de ir y venir de Libia, serás objeto de aún más interrogatorios en Migración”. No tiene idea de que esos interrogatorios se practican desde hace muchísimos años.

Es lógico entonces el resultado: la encuestadora Gallup divulgó una encuesta ayer en la que Trump alcanzó 51 por ciento de desaprobación en apenas una semana de gobierno, cifra que, por ejemplo, a Bush padre le costó mil 336 días, a Bush hijo mil 205, a Obama 936, a Reagan 727 y a Clinton 573.

Es una buena noticia para los políticos tradicionales. La mala noticia es que están obligados a demostrar al electorado que aprendieron la lección.

La rifa del tigre, pues.

 Twitter: @ruben_cortes