Marcelo Duclos/PanamPost
Desde el régimen están mostrando una preocupación que en un
cuarto de siglo no habían experimentado. ¿Sienten que puede estar cerca el fin?
El pedido de detención de Tarek William Saab para Javier
Milei despertó risas en los periodistas argentinos. (EFE)
La larga estadía del chavismo en Venezuela ha tenido altos y
bajos. Sin embargo, en los últimos días, el régimen formalmente encabezado por
Nicolás Maduro (que tiene varios personeros preocupados) está mostrando un
nerviosismo inédito. Al menos, para lo que veníamos viendo durante los últimos
años.
Evidentemente, el plan de la falsa pacificación nacional que
tenían en mente para luego del fraude electoral podría correr algún riesgo
concreto. La verdad es que cuando uno mira lo que está en la superficie, se da
cuenta de que la dictadura está en problemas, no necesariamente por los que la
cuestionan y lo que podríamos ver que pueden hacer en lo inmediato, sino por la
misma preocupación que no logran esconder.
Cuando el contador de “Ya casi Venezuela” llegó a cero, y en
lugar de un ataque militar del ejército privado de Erik Prince lo que ocurrió
fue el lanzamiento de una plataforma para recolectar fondos (que por ahora no
viene al ritmo ideal, ya que cayó considerablemente en el segundo día), hubo
críticas en el antichavismo, pero también un giro en la reacción del régimen.
En cuestión de horas, los voceros del oficialismo pasaron de
las burlas por la presunta estafa a denunciar la escandalosa propuesta de un
grupo mercenario que plantea ante los ojos del mundo un “magnicidio”. Así,
rápidamente cambiaron el tono burlón por pedidos a la comunidad internacional
para que tome cartas en el asunto. Claro que esa comunidad internacional ha ido
reconociendo progresivamente que Edmundo González Urrutia, con María Corina
Machado detrás, ganó las elecciones y no el déspota que se mantiene en
Miraflores.
¿Por qué el régimen cambió abruptamente de discurso y empezó
a mostrar preocupación de un momento a otro? Todavía es un misterio. Pero esta
es solamente una de las cuestiones que evidencian el nerviosismo de la
dictadura.
La mañana de este miércoles, desde todo el aparato
comunicacional del chavismo se mostró como una supuesta victoria política el
documento que González Urrutia habría firmado antes de abandonar Venezuela. En
el mismo, el presidente electo habría acatado la sentencia del Tribunal Supremo
de Justicia chavista que “certifica” los resultados anunciados por el CNE que
dan como ganador de la elección a Nicolás Maduro sin totalización, sin actas y
sin auditorías. Claro que, apenas comenzaron a hacer referencia al texto desde
Caracas, nadie en el mundo le prestó la más mínima atención.
¿Qué valor puede tener un papel firmado bajo la inocultable
amenaza y extorsión de una dictadura? Ninguno, claro. Sin embargo, quisieron
utilizar como argumento las fotos del momento cuando se ven a los hermanos
Rodríguez con González Urrutia en la casa del embajador español, lógicamente,
sin armas de por medio o una amenaza visible ante el lente de una cámara.
Estas imágenes, que ya están en las portadas de los diarios
españoles, en lugar de fortalecer la tesis del chavismo, lo único que han hecho
es perjudicar al gobierno español, que cada vez queda más embarrado en lo que
ya podría denominarse una sociedad con la dictadura venezolana. Claro que Pedro
Sánchez sigue sumando dolores de cabeza, ya que el parlamento de su país
reconoció a Edmundo González como el presidente electo de Venezuela.
Evidentemente, el plan del chavismo de sacarse de encima con
el exilio al dirigente opositor no estaría dando resultados. Si al exembajador
se le pasó por la cabeza en algún momento “tirar la toalla” (muchas
especulaciones surgieron luego del primer comunicado emitido en España), lo
cierto es que la presión de la oposición española e internacional lo pusieron
de nuevo en la cancha. No por nada hoy firmó oficialmente como “presidente
electo” la gacetilla que compartió en las redes sociales, confirmando la
nulidad absoluta del documento que mostró el régimen como un triunfo político.
A todo esto, Jorge Rodríguez reaccionó con virulencia y lo
amenazó con mostrar en las próximas 24 horas las grabaciones de las charlas que
tuvieron durante la negociación. En menos de una semana, el régimen pasó de
reconocer la actitud “del embajador González Urrutia” (como lo denominó el
mismo Maduro ante las cámaras cuando pensó que su plan podía funcionar) a la
hostilidad abierta y directa. Y la onda expansiva también puede afectar la
relación con Sánchez, que hoy se encuentra con una presión que no había tenido
hasta el momento. Los cuestionamientos sobre el rol de su embajador en Venezuela
sumarán otro tanto en las próximas horas.
La cereza de la torta
Como si todo esto fuera poco, en las últimas horas de la
tarde, el “fiscal general” del chavismo salió por televisión a informar sobre
una insólita orden de captura. Tarek William Saab manifestó que, con motivo del
avión venezolano que estuvo retenido en Argentina, se iniciaría un pedido de
captura para el presidente Javier Milei, su hermana Karina (secretaria general
de Presidencia) y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Cuando la noticia fue compartida por los canales de
televisión argentinos, los periodistas no pudieron evitar las risas por el
absurdo delante de las cámaras. Casi entre carcajadas, así informaron sobre la
cuestión en La Nación.
Evidentemente al gobierno argentino mucho la cuestión no le
preocupó, ya que el vocero presidencial, Manuel Adorni, hizo referencia al tema
como un “delirio astronómico”. Como en sus comentarios que se toma a la broma,
remató con su clásico “fin”.
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