La Embajada de Estados Unidos ante la Santa Sede ha decidido enarbolar la bandera del arcoíris durante todo el mes de junio, para celebrar adecuadamente el mes del "Orgullo LGBT".
Las contradicciones del ahora presidente Joe Biden de los Estados Unidos de Norteamérica quedaron acentadas por su inclinación en reconocer la homosexualidad como derecho humano pese a su formación católica; además por la provocacion al Vaticano.
En este primer día del mes de junio de 2021, los romanos que pasan frente a la Via Sallustiana 49, están perplejos: mientras el cielo es azul, sin ningún rastro de nube o lluvia, un extraño arcoíris se muestra en uno de los balcones de la Embajada de Estados Unidos ante la Santa Sede.
En caso de que el mensaje no haya quedado claro, la embajada inmediatamente comunicó en su cuenta de Twitter: "Estados Unidos respeta la dignidad y la igualdad de las personas LGBTQI+. Los derechos LGBTQI+ son derechos humanos".
Embajada EU en el Vaticano |
La decisión en realidad proviene de la cúpula de la administración de Biden: unas semanas antes, el secretario de Estado Antony Blinken, en anticipación al "Día Internacional contra la Homofobia" programado para el 17 de mayo, alentó a las representaciones diplomáticas estadounidenses a ondear la "bandera del orgullo" durante el mes de junio.
Un mes que, en el Occidente secularizado y agonizante, ya no se dedica al Sagrado Corazón, sino al "orgullo", es decir, a la promoción de la homosexualidad y la ideología de género.
A raíz de esto, Joe Biden, segundo presidente católico en la historia de los Estados Unidos, realizó, el 1 de junio, una declaración sobre el "mes del orgullo", en el que, según, él se puede ver "tanto la celebración de una comunidad reconocida como de la dignidad y el autoestima para cada uno en particular".
El mandatario aprovechó la oportunidad para reiterar su deseo de que el Congreso ratifique rápidamente la Ley de Igualdad, por la cual "la orientación sexual y la identidad de género" quedarían consagradas en la ley federal.
Una ley que, de aceptarse, podría establecer una nueva forma de ostracismo contra quienes, en nombre de la fe cristiana, se oponen a la redefinición del matrimonio, como la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB).
Un último detalle: en sus directivas a las representaciones diplomáticas, el cauteloso secretario de Estado norteamericano aconsejó no izar la "bandera del orgullo" en los países extranjeros en los que "generaría una reacción violenta".
¿Provocación o signo de los tiempos? La Santa Sede no se consideró ofendida por el infame arcoíris...
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