Pablo Hiriart
La aflicción de dirigentes de Morena y funcionarios del
gobierno federal por la muerte de Giovanni López a manos de policías
municipales de Ixtlahuacán de Los Membrillos, es fingida.
AMLO y su maquinaria de propaganda están en marcha para
reventar a un gobernador de oposición que les irrita, entre otros motivos,
porque ha sido más eficaz que el Presidente ante la pandemia. Y se nota.
Jalisco ocupa el lugar 29 de las 32 entidades federativas
en la tasa de letalidad por coronavirus (8.5). A pesar del boicot absurdo de
López-Gatell a esa entidad, ha habido sensatez y no chistes en el manejo de la
pandemia.
Si fuera honesta su ira por la injusta muerte de
Giovanni, algo dirían por los 94 trabajadores de Limpieza de la Ciudad de
México, muertos de coronavirus.
Los mandan a la basura sin guantes y cubrebocas “casi
transparentes”, como leímos en un reportaje de La Jornada la semana anterior.
Noventa y cuatro muertos.
Y las autoridades capitalinas pueden decirle al
Presidente, con una sonrisa de alumno aplicado, que aquí se cumple su
instrucción de recortar el 75 por ciento del presupuesto.
Además son perversos. Matan con todos los agravantes.
¿Exagero?
Asesinaron a 12 personas en el hospital de Pemex en
Villahermosa porque les inyectaron medicina barata, adulterada con plena
conciencia de lo que hacían. No todos resistieron la mezcla. Murieron doce.
Esos crímenes acaban de suceder, en marzo. Rellenaron ampolletas
de Heparina sódica con material de tercera, contaminado, y lo suministraron a
pacientes que se realizaron hemodiálisis.
Los sacrificados en el altar de los ahorros de la 4T en
Pemex-Tabasco tienen nombres y apellidos: Bienvenido Sánchez Feria (76 años);
María Soledad Magaña (55); Patricia Jiménez Marín (54); Feliciano Sánchez
Osorio (65); Ricardo Ortiz Meza (64); Marina Sánchez González (49); Baldemar
García Flores(77); Salvador Córdova Díaz (75). Faltan los nombres de cuatro
fallecidos, al menos hasta el 30 de marzo, como ha reportado El Financiero.
¿Quién responde por esos crímenes del gobierno?
“¡Justicia para Giovanni!”. Sí, ¿e impunidad para los que
matan en nombre de los ahorros presupuestales?
Lo de Tabasco no fue un error, sino un asesinato. ¿No?
El titular de Cofrepis (Comisión Federal para Protección
contra Riesgos Sanitarios), el mismo personaje que bloqueó a Jalisco la
importación de pruebas de Covid-19, el arqueólogo José Alonso Novelo Baeza, que
no tiene conocimientos médicos ni químicos pero es amigo de AMLO, culpó a
Laboratorios PiSA.
Resulta que ese laboratorio no es proveedor de Pemex,
pero como las cajas y ampolletas eran suyas, procedió a la revisión y concluyó:
“Las ámpulas del producto utilizadas por Pemex contienen
algún tipo de Heparina. Sin embargo esta solución no contiene alcohol bencílico
ni cloruro de sodio, sustancias que forman parte de nuestra formulación de
Heparina sódica”.
Agrega: “Se detectaron francas anomalías en el empaque,
consistentes en el reúso y adulteración de los frascos de heparina (ámpulas de
vidrio, tapón de látex, etiqueta, casquillo y tapa flip off), además de
anomalías y variaciones en el volumen de la solución y características de la
misma, así como alteraciones en el empaque secundario (caja de cartón)”.
Pemex los mató.
Y así como esos ahorros también hay otros, como en las
plataformas. Para no gastar dinero –que quieren para cumplir metas de
exploración y producción–, no trasladan de inmediato a tierra a los enfermos de
Covid y se contagian otros.
Estamos hablando de seres humanos muertos y enfermos por
responsabilidad de los gobernantes que gritan, ellos y sus computadoras que
ametrallan en redes sociales: “¡Justicia para Giovanni!”.
Cuánta perversidad. Qué impostura.
El 27 de marzo en Tijuana cinco agentes de policía
mataron a Jair López, de 28 años, cuando uno de ellos le puso la bota en el
cuello hasta que dejó de respirar. Eso ocurrió dos días antes de que naciera su
segundo hijo, relató su viuda.
¿Qué dijeron de ese crimen el gobierno federal, los
dirigentes de Morena y sus propagandistas en medios de comunicación?
Dicen “¡Justicia para Giovanni!” y “¡Fuera Alfaro!”.
Es que a Jair lo asesinó la policía municipal de una
ciudad gobernada por Morena y el estado también lo gobierna Morena.
Y ellos, como hemos visto, tienen licencia para matar.
No hay otra palabra, son perversos.
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