De acuerdo con May, demógrafo ya jubilado que trabajó
durante 10 años en el BM, las campañas de vacunación, especialmente las
llevadas a cabo en los llamados 'países de fecundidad alta', son medios para
lograr la reducción de la población en esas naciones.
Los sistemas utilizados para implementar las políticas de
población (el conjunto de medidas que buscan producir cambios cuantitativos y
cualitativos en los procesos demográficos) son “acciones concretas como las
campañas de vacunación para la planificación familiar", señaló el
demógrafo en una entrevista publicada esta semana en el diario francés 'Sens
Public'. En sus declaraciones, May también aseguró que el BM juega un papel muy
importante en la reducción general de la población.
Esta no es la primera ocasión en la que un funcionario
del BM habla acerca de las estrictas políticas de control de población
implementadas por el organismo en el tercer mundo. Ya en 1984, uno de sus
informes sobre el desarrollo mundial sugería el uso de camionetas y campos de
esterilización para facilitar la aplicación de sus políticas en naciones
tercermundistas.
El reporte también amenazaba a aquellas naciones que
implementaran con retraso sus políticas poblacionales con tomar “medidas
drásticas, menos compatibles con las elecciones individuales y la libertad”.
Otros estudio más reciente, elaborado por Neil Z. Miller
y Gary S. Goldman, apunta que existe una relación estadística directa entre el
número de vacunaciones y las tasas de mortalidad infantil en el mundo
desarrollado. Así, aunque EE.UU. administra un elevado número de vacunas,
cuenta con la tasa de mortalidad infantil más alta de todos los países
desarrollados.
Organismos como el BM, la Organización Mundial de la
Salud y fundaciones como la de Bill y
Melinda Gates invierten millones de dólares en el suministro de vacunas a
países subdesarrollados y son defensores de los alimentos genéticamente
modificados.
Sin embargo, como apuntaron Miller y Goldman en su
informe, “todas las naciones ricas y pobres, desarrolladas y en desarrollo,
tienen la obligación de determinar si sus programas de inmunización están
alcanzando los objetivos deseados “.