Rubén Iñiguez.-
Este México nuestro, no deja de sorprendernos aun cuando
día a día conocemos las más inesperadas noticias. Culiacán, vio nuevamente otro
reto al Estado Mexicano, con sus órganos de Justicia, a todas sus Policías,
demostrando que el narco- poder está más vigente que nunca, gozando de
impunidad, y de inmunidad ante las instancias que deben perseguir de oficio el
delito contra la salud, parece que, en este sexenio, el tráfico de drogas no es
un delito grave.
Sólo faltaron como invitados los personajes actuales de
la política mexicana, los que han propiciado ese cambio ante la realidad
imponente del poder de los narcos. Abrazos, no balazos y la guerra ha
terminado. Es cierto. Nadie se dio por enterado hasta que los nuevos novios
aprobaron que se difundiera.
Nuestro CISEN, fundando en 1989 en el gobierno de Carlos
Salinas, fue obra de Fernando Gutiérrez Barrios, pero le cambiaron el nombre por
el de Centro Nacional de Inteligencia, que dirige el General Audomaro Martínez
Zapata. Hoy parece que, de ser un ente de inteligencia, se convirtió en uno
burocratizado, porque curiosamente nadie se dio cuenta del semejante bodorrio
en donde se apreciaban, afuera de la Iglesia, al menos una veintena de autos de
lujo, vehículos blindados, con un valor mayor a un millón de pesos. ¡Qué
extraño!, ¿será que nuestras autoridades tienen otros datos?
La prensa nacional publicó el acontecimiento. La Iglesia
Católica a puerta cerrada facilitó la catedral de Culiacán para ofrecer el
sacramento del matrimonio a los contrayentes, rodeando el recinto de cintas
amarillas como las usadas por las autoridades en escenas de algún crimen. Que
interesante sermón, y que jugosas limosnas, deben haberse colectado.
Alejandrina Guzmán, la hija del Joaquín el “Chapo”
Guzmán, detenido en los Estados Unidos, y que se especula es poseedor de una
fortuna de mil millones de dólares, contrajo nupcias con Edgar Cázares, hijo de
Blanca Margarita Cazares, la “Emperatriz del Narco” persona encargada de lavar
el dinero del cartel sinaloense mediante 22 empresas, según se publicó en
distintos medios de comunicación.
A la ceremonia y fiesta, aseguran que asistió Ovidio
Guzmán, hermano de la contrayente. Si, el mismo ante el cual se rindió el
Gobierno Mexicano, liberándolo para evitar un baño de sangre, al ser superados
tácticamente en todo, humillando al orgullo del Ejército Mexicano, que tragó
bilis ante la actitud del presidente López Obrador.
La boda realizada a todo lujo se realizó en un
fraccionamiento privado del poniente de la ciudad de Culiacán de Guzmán, para
una rimbombante y pomposa fiesta.
El festejo tuvo una duración de 12 horas, amenizada por
Julión Álvarez y la Banda Calibre 50, se llevó a cabo el 25 de enero del
presente año, sin embargo, el Presidente López Obrador tuvo conocimiento hasta
una semana después.
El derroche de lujo y riqueza de dicha boda, dejó
impresionada a la sociedad sinaloense. El tema no ha sido tocado por el gabinete
de seguridad, y menos por el Presidente de la República. Parece que este evento
nunca sucedió para nuestras autoridades federales, a pesar de que se dieron el
lujo de prodigar gran parte de los detalles del “bailongo” hasta en revistas de
sociales y de gente bien.
Este es el resultado de la tolerancia, que raya en la
complicidad del actual gobierno federal. Hay inmunidad e impunidad, hay una
fractura total en la lucha del Presidente contra la corrupción: Se permite, se
acepta, se reconoce el poder de facto de los grupos del narco. Eso ha reprobado
los discursos de seguridad, de imperio de la ley, que evidentemente ha
renunciado a ejercer su función, ante un grupo delincuencial que los ha
doblado.
El fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero,
informó este lunes que se recuperaron 2 mil millones de pesos de un caso, y que
esos recursos pasarán al Instituto Para Devolverle al Pueblo lo Robado. Sin
embargo, indicó que no puede dar detalles del asunto en que se recuperaron los
recursos, debido a que la investigación todavía sigue en curso.
¿Será de verdad que ese dinero lo recuperaron de un golpe
certero que dio la dependencia ministerial?, o ¿será más bien un premio del
crimen organizado al gobierno federal por haber permitido que la boda del hijo
del “Chapo Guzmán” se llevara a cabo con toda calma y con la mayor libertad?
¡Hay disculparán lo malpensado que es uno!