Gerardo Rivadeneira.
El sindicalismo mexicano está muy lejos de ser un espacio
que defiende los intereses de los trabajadores. Actualmente, y como ha sido por
décadas, son un trampolín a la vida política para sus líderes.
Un ejemplo de ello es Elba Esther Gordillo, que hace unos
días ofreció una entrevista al diario español ‘El País’; ahí, aseguró que
seguirá opinando y actuando sobre la vida política de México.
Otro ejemplo es el líder de la Confederación Autónoma de
Trabajadores y Empleados de México (CATEM), Pedro Haces Barba, que tiene
antecedentes penales por robo, de acuerdo a diversos reportes periodísticos.
Incluso durante su gestión como líder del Sindicato
Nacional de Trabajadores de Seguridad Privada, Vigilancia, Traslado de Valores,
Manufacturas de Equipo de Seguridad, Limpieza, y Mantenimiento y Similares de
la República Mexicana, fue acusado de vender protección y extorsión.
Los señalamientos vinieron del Consejo Nacional de
Seguridad Privada e iban desde provocar huelgas y presumir su relación con
personajes de primer nivel de la política y sindicalismo.
Haces, el mismo que hace unos días con la confederación
que encabeza, recibió en un evento al estilo del sindicalismo de la CTM, al
presidente Andrés Manuel López Obrador.
El también senador suplente de Morena fue detenido en
marzo de 1998, acusado de robar un auto, además de portar un arma. Los hechos
quedaron asentados en el expediente CRV/114/98-03 de la Procuraduría del
Distrito Federal,
Después, se envió a la Procuraduría General de la
República en la que se inició el expediente 21043/D/98.
En su gestión como líder del sindicato de seguridad, hubo
denuncias de obligar a empresas a afiliar los trabajadores y pedía el 4 por
ciento del total de la nómina.
Pero no acaba aquí, Haces está buscando el registro de su
partido Fuerza Social por México. Además, en la Confederación que ahora
encabeza tiene un perfil familiar: en la secretaría general adjunta está su
hijo Pedro Haces Lugo, mientras que el subsecretario de organización es su
hermano Fernando.
Huellas inequívocas de que el sindicalismo mexicano está
muy lejos de los trabajadores y muy cerca de los intereses personales de los
líderes sindicales. Un lastre que sigue arrastrando el país…