Rubén Iñiguez.Sígueme en twitter: @rubengdl
La Guardia Nacional es un organismo con disciplina
militar, pero con funciones de policía civil muy parecido a la Gendarmería de
Peña Nieto que hizo albergar esperanzas, sin embargo era un cuerpo insuficiente
para mantener la vigilancia, la seguridad y la estabilidad del país. Sus
funciones eran bastantes y su personal operativo era muy limitado para abarcar
todo el territorio nacional.

Expertos en temas de seguridad estiman que este cuerpo
policiaco-militar necesita entre 300 mil y 400 mil hombres y mujeres
capacitados, además de un equipamiento suficiente para patrullar por las calles
del país. Lamentablemente no alcanzan ni los 50 mil elementos efectivos, a
pesar de sus grandes esfuerzos e intentos por reclutar más personal. Prefieren
mejor registrarse en el programa “Jóvenes construyendo futuro” que es para los
“NiNis” que ni estudian ni trabajan en vez de arriesgar el pellejo enfrentando
al crimen organizado.
Para darnos una idea, la existencia del Ejército, Fuerza
Aérea y Marina, se acerca a los 140 mil elementos, de los cuales muchos ahora
portan el gafete de GN. Esto ha originado una considerable pérdida de personal,
por las agotadoras tareas, el riesgo y la movilidad por todo el país, que causa
incomodidad para los que tienen vida familiar.
Parece que la elocuencia de nuestro Presidente Andrés
Manuel al dirigirse a los criminales, apelando al amor que les guardan a sus
madres de familia, o aborrecer con calificativos como “fuchi y guacala” a la corrupción
o al crimen, no han dado los resultados que se esperaban, pues los criminales
ni han depuesto las armas y aun continúan con sus labores delictivas.
El perdón franciscano que ofrece AMLO es dirigido a
delincuentes de poca monta, esto es, a los que hayan robado menos de 51 mil
pesos, mismos que podrían salir en libertad. Es curioso que muchos de los
crímenes que tanto azotan al país sean precisamente estos pequeños delitos.
Robos a celulares, a casa habitación, robo de auto partes. Es la mayor exigencia
de la sociedad, seguridad en torno al barrio, al centro comercial, al ir al
banco, a un parque o área verde común, además de tener seguridad en las
entradas y salidas escolares, presencia y rápida reacción para atender al que sufre un delito.
El convoy de la Guardia Nacional impresiona, pero no
ocurre nada. A no ser que enfrenten el desafío de grupos armados
circunstancialmente, en zonas calientes, su rondín por las calles resulta
inútil. Los homicidios se cometen en segundos, las cifras calan y los
desaparecidos y despedazados son interminables.
El problema es que el Estado, la 4T sigue sin encontrar
un camino para lograr la paz, las palabras de perdón y de reconciliación
resultan ridículas, lo demuestran los hechos y los miles de muertos producto del
crimen organizado, donde lamentablemente se derrama también sangre inocente.
La Guardia Nacional parece que es la única solución al
problema tan grave de inseguridad que vivimos hoy en día en todos los rincones
de México. Las esperanzas en dicha corporación son cada vez menos prometedoras,
pues es una tarea casi imposible por la insuficiencia de hombres y recursos.
Algunos dicen que es la misma gata que la gendarmería militarizada, rebautizada
y que no acabó de desarrollarse.
El intentar cambios con discursos de amnistía, son
obsoletos y no dan resultados. Se requiere acciones concretas, control de
colectividades anárquicas y un golpe de timón urgente y certero.
El país está en manos del hampa y parece ser que el
crimen es el único bien organizado. Si no hay una solución eficaz, en un futuro
no muy lejano podríamos convertirnos en un estado fallido. Todo ese contexto
arrastra también a la economía, otro dolor de cabeza del que podríamos estar
hablando en unos meses más.