Ricardo Alemán.-
Durante todo el gobierno de Ernesto Zedillo –1994-2000–,
la palabra maldita en México fue “Fobaproa”; acrónico del Fondo Bancario de
Protección al Ahorro.
El Fobaproa se creó luego del “error de diciembre”;
crisis económica que heredó Ernesto Zedillo de su antecesor, Carlos Salinas y
que significó una deuda pública de 860 mil millones de pesos.
El Fobaproa “no es otra cosa que la forma ignominiosa en
que una élite política, bajo la administración zedillista, procedió a
socializar las colosales pérdidas producidas por el derrumbe del sistema
financiero mexicano”, según escribió Dolores Padierna en su libró “La Historia
Oculta del Fobaproa”.
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FOTO: INTERNET |
En realidad el Fobaproa fue la salida de los gobiernos
priístas del fin de siglo, para endosar al contribuyente el monumental desfalco
financiero, que nació con la privatización bancaria de 1991 y 1992, de Carlos
Salinas.
Pero el Fobaproa también fue un detonante político que
catalizó la derrota del PRI en el año 2000 –a pesar del buen gobierno de
Zedillo–, y la alternancia a los gobiernos del PAN. ¿Por qué?
Porque el Fobaproa significó el mayor agravio a una
sociedad que, sin entender el desastre financiero, debió pagar por años y por
la vía impositiva, el desastre de los gobiernos del PRI.
Lo curioso es que entre los mayores críticos del
quebranto financiero conocido como “error de diciembre” y luego Fobaproa –el
instrumento para socializar el quebranto financiero–, son los integrantes
del grupo político que hoy detenta el
poder en México. ¿En serio…?
Sí, Andrés Manuel López Obrador encontró en el Fobaproa
una mina política que le regaló oxígeno –contra el PRI y el PAN–, por casi una
década; oxígeno que lo llevó a convertirse en candidato presidencial en 2006.
En su libro “Fobaproa, Expediente Abierto”, Obrador documenta las inmoralidades
de los gobiernos del PRI, que por ocurrencias y malas decisiones, endeudaron a
la sociedad indefensa. Hoy como presidente hizo lo mismo.
Otros críticos severos del Fobaproa son Marcelo Ebrard,
entonces coautor de libros como “Del Fobaproa al IPAB” –en el que también
participa Mario Delgado Carrillo, hoy jefe de los diputados de Morena–, y
“Fobaproa, el acuerdo que no debió ser”. Marcelo hoy es canciller, sin
ratificación del Senado.
Y acaso la más activa contra el Fobaproa es Dolores
Padierna, hoy diputada de Morena y autora –como ya se dijo–, de “La Historia
Oculta del Fobaproa”.
Lo ridículo es que los mayores críticos del Fobaproa de
Zedillo y de la crisis de Salinas–, hoy son causantes del Fobaproa conocido
como NAIM. Por eso las preguntas.
¿Qué van a decir hoy Obrador, Ebrard, Delgado y Padierna,
del rescate financiero del NAIM?
Y es que tirar el NAIM provocó el mismo efecto que el Fobaproa.
Es decir, para impedir las demandas contra su gobierno, López Obrador intenta
la recompra de bonos por 140 mil millones de pesos; compra que carga a los
contribuyentes la deuda provocada por la terquedad de tirar el aeropuerto.
El NAIM es el Fobaproa de AMLO. Y puede ser tumba de su
gobierno.
Al tiempo.
@RicardoAlemanMx
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