Carlos Ramírez.-
La crisis en el PAN quiere seguir profundizándose por los
comportamientos de algunos de sus dirigentes, pero la presidencia de Marko
Cortés y la coordinación senatorial de Rafael Moreno Valle parecen haber
superado el colapso anayista con el aislamiento del senador Damián Zepeda.
El desplazamiento pactado de Zepeda primero de la
presidencia del PAN y luego de la coordinación de la bancada panista en el
Senado sería el último ajuste del desorden en los liderazgos que dejó Ricardo
Anaya Cortés cuando tomó por asalto la presidencia y las principales posiciones
de poder, se auto nombró candidato presidencial, dejó a Zepeda cono intendente
y encabezó una alianza desaprovechada políticamente con el PRD.
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Damián Zepeda. FOTO: INTERNET |
En el escenario de la derrota de Anaya y las nuevas
alianzas en el partido, la salida de Zepeda de la presidencia interina de
Acción Nacional y del Senado era más que obligada, sobre todo porque el PAN
tiene mejores expectativas de reorganización para las batallas que vienen
contra el populismo lopezobradorista. Pero Anaya y Zepeda han preferido el
camino de la tribalización al estilo PRD, PRI y Morena y parece que han
fracasado en inventar una crisis interna.
En los reacomodos en el PAN rumbo a las legislativas del
2021 y de las presidenciales del 2024 nada tienen ya qué hacer Zepeda y Anaya,
no tanto porque carezcan de aliados o de ideas, sino porque sus comportamientos
tribales quieren afectar la recomposición del PAN después de la derrota de
Anaya. Como se perfilan los escenarios sucesorios, en el 2024 sólo habrá dos
fuerzas en pugna: Morena y el PAN.
La gestión de Zepeda en la presidencia del PAN y de Anaya
como candidato presidencial llevaron al PAN a su peor derrota desde que en 1988
inició el partido su ciclo de partido en busca de la alternancia: 17% de voto
presidencial, 16% de diputados y 18% de senadores. A nivel de votación
presidencial, Anaya y Zepeda bajaron al partido del 26% de 1994 y dos victorias
presidenciales al 17% como partido (sin los escasos votos del PRD), debajo del
25.7% que logró Josefina Vázquez Mota en el 2012 sin alianzas.
Anaya dejó a Zepeda como presidente interino del partido
no para potenciar las campañas panistas, sino para proteger áreas internas de
poder. El resultado fue el hundimiento electoral del PAN. Al final, Zepeda se
apropió de una candidatura plurinominal de senador y no pudo manejar al partido
en una de las campañas presidenciales más desafiantes por la figura dominante
de López Obrador. Y con maniobras al estilo priísta, se auto promovió como jefe
de la bancada panista en el Senado.
Desplazado del PAN por las reglas internas y las nuevas
alianzas, ahora Zepeda se quiere convertir en el traidor que sirva a los
intereses de Morena y el PRI. Y por sus primeras reacciones, Zepeda estaría
revelando las principales preocupaciones en el ambiente por el cambio en la
presidencia del PAN y el ascenso de Rafael Moreno Valle a la coordinación de la
bancada en el Senado. Con pivotes en el Senado y en la Cámara, el PAN estaría
formando un bloque de poder sólido, a diferencia de la fragmentación en el PRI
y el PRD y la falta de cohesión interna en Morena como una Torre de Babel de
grupos, intereses y tribus.
Por lo demás Zepeda podría estar ante el umbral de
investigaciones sobre irregularidades en sus actividades como diputado federal
2012-2015, sobre todo por presuntos manejos no autorizados de recursos. Como
legislador, Zepeda desvió recursos presupuestales para obra pública como
candidato a la alcaldía de Hermosillo en 2015 a través del Consejo Estatal de
Concertación para la Obra Pública (CECOP). Algunas fuentes señalan que hay
expedientes integrados. Pese al apoyo de Gustavo Madero, Zepeda perdió la
elección a la alcaldía de la capital de Sonora.
Luego de ser desplazado de la presidencia del partido y
de la coordinación senatorial que se auto escrituró, ahora Zepeda se quiere
convertir en el ariete de Morena contra la coordinación de Moreno Valle, ex
gobernador de Puebla. Sin embargo, hasta ahora ha fracasado en su intento de
conformar una tribu disidente en la bancada panista. Y su jefe político Ricardo
Anaya Cortés decidió por lo pronto marcar distancia del PAN y de sus
principales dirigentes, como consecuencia de su estrepitosa derrota, y pasará
un tiempo dando clases en los EE. UU.
Los escenarios del PAN después de la derrota presidencial
contextualizan la ofensiva de Zepeda contra Moreno Valle por el debate en
tribunales de la votación para gobernador de Puebla que ganó el PAN y que
Morena ha impugnado para anularlas y la lucha de gobernadores panistas contra
la jerarquía intermedia de Morena-López Obrador en la figura de superdelegados
estatales que quieren a anular a los mandatarios electos.
Objetivamente, Zepeda le hace el juego a Morena y a López
Obrador.
Política para dummies: La política, en pocas palabras, es
lo contrario de la ingenuidad: es un juego de poder como conquista y
dominación.
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