Lo que en realidad le importa al Presidente electo no es el
futuro del NAIM. No, el verdadero interés de Obrador es legitimar el sistema de
consulta popular.
Es decir, que detrás de la escandalera entre quienes
defienden el Nuevo Aeropuerto y los que dicen estar dispuestos a tirar la mayor
obra de América Latina, no estaría el futuro de una urgente terminal aéreas
para México.

La hipótesis anterior es de curso corriente en comederos
políticos, entre especialistas serios, políticos reputados y analistas
acuciosos.
Y si bien es una teoría que parece descabellada, por esa
razón supone que la consulta arrojará un resultado igual de sorprendente y que
sería aplaudido por todos los que hoy cuestionan con severidad al naciente
gobierno de Obrador.
Es decir, que según la hipótesis de que lo importante para
AMLO sería legitimar la consulta, antes que el aeropuerto, el próximo lunes
veremos que –luego del recuento de votos–, habría ganado la alternativa de
continuar con la construcción del NAIM en Texcoco.
¿Y…? ¿Entonces qué ganarían López Obrador y su gobierno
luego del escándalo sin freno por la consulta del NAIM? ¿Cómo acallaría el
Presidente electo la escandalera por una consulta que hace agua por todas
partes? ¿Cómo impedirá la risa loca por una consulta en la que periodistas
maldosos votaron hasta cuatro ocasiones?
La respuesta a las anteriores interrogantes está en el
resultado que arroje la encuesta. ¿Por qué? Porque si se cumple la hipótesis
aquí planteada; de que la consulta se hizo sí y sólo sí, para que ganara la
pregunta de continuar con el aeropuerto de Texcoco, entonces se habría
legitimado el sistema de consultas cuchareadas, a modo con los deseos del nuevo
gobierno y sería vista como parte de la normalidad esa manera de preguntar a la
sociedad.
¿Y para qué legitimar las consultas tramposas, ilegales y
hasta inconstitucionales como la del NAIM?
La respuesta ya la adelantó el propio López Obrador, cuando
dijo que “cada tres años” consultará a los ciudadanos para conocer la
ratificación y/o la revocación del mandato.
Y, en efecto, pareció haber cometido un tropiezo discursivo
cuando dijo que consultará al pueblo “cada tres años” para ratificar y/o
revocar su mandato. ¿Por qué? Porque en rigor, sólo tiene tiempo para consular
una sola ocasión a los ciudadanos; en 2021.
Pero no, políticos de colmillo largo y analistas acuciosos
creen que, en realidad, lo que quiso decir López Obrador es que ya está
pensando en la reelección presidencial para 2024.
De esa manera, y una vez legitimada la consulta a través de
un potente sinodal como es el NAIM, Obrador podrá consultar sin problemas si
continua en el cargo, en 2021, en 2024 y… Va por la reelección.
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