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Reflexion-es, por Daniel Dalhaus

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Como en todas las carreras profesionales existen “máximas” que deben respetarse y sobre esto ponerlas en práctica para dignificarla, en  mercadotecnia hay una que reza más o menos así: “Para serlo hay que parecerlo”.
En días pasados el ejecutivo estatal tras ocho meses de mandato presento el PED (Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022) desde luego dándole solemnidad a este en el recinto de palacio de gobierno en el corazón de nuestra ciudad capital, en presencia de funcionarios, legisladores locales así como federales, servidores públicos, prensa, finalmente la parte medular y motivo del plan: la ciudadanía oaxaqueña.
Si de algo –lo escribo con toda sinceridad- se puede jactar el PED es de la realidad plasmada en números y porcentajes que son desde luego fiel reflejo del potencial que tiene nuestro estado en la vocación económica de sus ocho regiones: de lo social, cultural, gastronómico, étnico, en su diversidad de flora y fauna, vamos de todo lo que Oaxaca siempre ha sido mas poco se ha detonado.
He aprendido que lo que no es medido y auditado no puede ser cuantificado, escrito esto todo es más claro en el PED 2016-2022, pues las políticas gubernamentales no serán una ocurrencia de unos pocos sino una genialidad del colectivo oaxaqueño dada la mística en la creación del plan.
De la herencia de elefantes blancos ya hemos aprendido mucho, de los vicios que implicar legitimarse en el poder con partidos que tienen nada en común, también, y es que gobernar bajo la estela caprichosa de un puñado visceral de carteras clientelistas y de los amos del chantaje político tuvo -y redacto a nivel ciudadanía- un ambiente de ingobernabilidad y nada de gobernanza en nuestro estado.
Como en la misma vida, en política también hay tiempos y créanme que no son ni justos ni perfectos, sin embargo, alrededor del globo, en lo nacional y la coyuntura estatal permite hacer una proyección real de donde queremos estar para el 2022, hay voces pesimistas -pero esas siempre las ha había- la ontología de l@s oaxaqueños nos ha dejado entre ver que ni un ejército francés pudo vencer a unos de los ilustres militares de nuestra historia, por nuestra sangre corre la gallardía del indígena presidente, la lucidez educativa del maestro de la juventud.
¿Dónde estamos? me parece a todos nos queda claro, ¿a dónde vamos? también. La pregunta es pues ¿Usted amig@ lector ya migro de pensamiento o en su imaginario todavía Oaxaca es último lugar en todo? A menos en esta ocasión esta es mi reflexión.

twitter: @DanielDahlhaus