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Rubén Cortés.-
Edith Mendicuti representa a Morena como partido adonde van,
como ocurre en cualquier otro partido, aquellos que ven posibilidades de
medrar. Mendicuti era perredista, y ahora quiere manejar 4 mil 145 millones de
pesos anuales como delegada en Iztapalapa de… Morena.
Mendicuti era jefa de la Comisión de Cultura en la ALDF en
2011 y atribuyó en una intervención legislativa al fallecido escritor mexicano
José Emilio Pacheco la obra Un tranvía llamado deseo, del estadounidense
Tennessee Williams.
Cuando importantes escritores capitalinos, y más de un
millón de ciudadanos, le exigieron renunciar por su ignorancia, Mendicuti fue
sincera: “la verdad, yo estoy en la Comisión de Cultura porque es lo único que
quedó”.
Al irse a Morena para intentar dirigir la delegación con
mayor presupuesto en la CDMX, Mendicuti también es sincera: con el PRD hundido
en la capital, es únicamente en Morena donde cree tener posibilidades de seguir
royendo un hueso.
Y para eso no importa el nivel educativo o de instrucción,
sino poseer esa cualidad muy nacional de hacer política, que consiste en tener
la cara muy dura, producir mucha saliva y tener estómago de zopilote, para
explicar sin vergüenza y sin pausas los cambios de partido, y poder tragar
sapos.
Y Mendicuti posee esas cualidades, en especial si es para
encabezar el gobierno de la demarcación que maneja el presupuesto más alto.
Este año son 4 mil 145 millones de pesos: una caja chica muy codiciada.
Pero en Morena, que se autoerige como el partido de la
esperanza de México, hay más personajes de ese tipo. No se puede olvidar a tres
aspirantes más a ser alcaldes por ese partido el año próximo, salidos del PRD
en medio de escándalos de espanto.
Ahí está Francisco Chíguil Figueroa, quien en 2008 dejó la
jefatura delegacional en Gustavo A. Madero, después de que 12 personas, entre
ellas nueve niños, murieron por asfixia, durante el tristemente célebre
operativo policiaco en la discoteca New’s Divine.
También aparece Armando Quintero, extitular con Ebrard, de
la Setravi, señalado en 2015 por defraudar a 38 socios de la empresa SAJJ,
operadora de la Línea 2 del Metrobús. Ya fue delegado en Iztacalco por el PRD.
Ahora quiere serlo por Morena.
Y la diputada María Eugenia Lozano, quien pretende sustituir
en Tlalpan a Claudia Sheinbaum, aunque antes deberá aclarar el apunte de la
Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Ciudad de México en la
ALDF: cómo se hizo de 122 hectáreas donde hay nueve predios, dos casas y dos
bodegas.
Aunque Lozano, ni nadie de Morena sufre para explicar cómo
se ha enriquecido de manera oscura.
Sólo deben decir que son víctimas de la mafia del poder.
Morena los purifica.
Twitter: @ruben_cortes