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¿Y qué tiene que ver el nuevo aeropuerto?

FOTO: INTERNET


Rubén Cortés.-

Una asignatura que parece imposible de superar en las batallas electorales de nuestra democracia es que los programas sociales exitosos y las obras trascendentales para la economía sean entendidos por todos los contendientes como un bien común y sin colores políticos.
Por ejemplo, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es todavía un proyecto, pero ya emplea a dos mil habitantes del municipio de Texcoco, del cual fue alcaldesa la candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, Delfina Gómez.
Aun así una de las bazas de la campaña de Delfina Gómez es cancelar la construcción de ese aeropuerto que, cuando empiece a funcionar, creará 600 mil empleos directos; mientras que por cada millón de pasajeros generará otros mil directos y cinco mil indirectos.

México es el noveno país que más turistas recibe en el mundo. No obstante, su principal aeropuerto, el de la CDMX, no tiene capacidad para despegues y aterrizajes simultáneos. El nuevo, en cambio, tendrá capacidad de transportar a 120 millones de personas al año, cuatro veces más que el actual.

Aun así, AMLO ordenó a Delfina que “cuando gane”, presente de inmediato la petición de cancelación del proyecto del aeropuerto, porque “sólo le dará más dinero a la mafia del poder”. El jefe de Delfina considera que es innecesario incrementar nuestra capacidad aeroportuaria.

Sin embargo, se trata de una irresponsabilidad, de dardos políticos envenenados de AMLO y de su candidata mexiquense, de un impulso negacionista enfermizo que llevan hasta las últimas consecuencias, aun cuando dañen a personas a las que prometen una mejor opción de vida.

Porque el primero en defender la construcción del nuevo aeropuerto es el actual alcalde de Texcoco, Higinio Martínez, quien además de militante de Morena es el cacique del grupo político local que llevó a Delfina a la alcaldía en el trienio 2013-15.

Higinio Martínez dice que “con el nuevo aeropuerto he establecido una relación que me ha permitido conseguir el reencarpetado de Texcoco, 400 plazas de empleo temporal que hemos podido gestionar. Necesitamos más, por supuesto, pero vamos a trabajar en ello”.

Morena, que encabeza las encuestas para ganar la Jefatura de Gobierno, es también el partido opuesto a las obras para impulsar el desarrollo de la Ciudad de México: su resistencia más reciente es a la construcción del Papalote Museo del Niño, en Iztapalapa.

El impulso negacionista enfermizo de Morena también intenta echar atrás, por ejemplo, la remodelación del paradero de Constitución de 1917 en Iztapalapa, que incluye una obra para los niños de la delegación más pobre de la CDMX y una inversión de 700 millones de pesos.

Pero no es nada ideológicamente pensado ni mucho menos.

Sólo es mala fe.


Twitter: @ruben_cortes