CARLOS RAMÍREZ/INDICADOR POLÍTICO
Aunque se trató del cumplimiento de un compromiso de
campaña, la prohibición de hacer válidas visas a personas provenientes de siete
países con dominio político del Estado islámico dejó ver dos problemas:
conflictos en la estructura de toma de decisiones de la Casa Blanca y sobre
todo afectaciones al sistema de espionaje de la CIA.
El fondo tuvo que ver con el efecto de las restricciones de
visas --la mayor parte por sentido humanitario-- en el sistema de espionaje.
Ayer lunes el exdirector de la CIA (2006-2009) con Obama y director de la
Agencia de Seguridad Nacional con Bush durante el diseño y aprobación de las
leyes patrióticas de espionaje y anulación de derechos (1999-2005), Michael V.
Hayden, publicó un artículo en el The Washington Post para explicar los efectos
negativos de la prohibición decretada por Trump.
El principal argumento de Hayden en realidad significó una
revelación y hasta una delación: muchas de las visas otorgadas por los EE.UU. a
personas de los siete países terroristas no fueron emitidas por sentido
humanitario, sino que tuvieron que ver con la protección de fuentes de
aportación de inteligencia para la CIA; es decir, eran espías reclutados.
El exdirector de la CIA dejó entrever que las promesas de
campaña no deberían convertirse en decisiones de poder que afectaran
estrategias antiterroristas, en este caso el reclutamiento de espías. Hayden
reveló información delicada que le habían transmitido un exjefe de estación de
la CIA y un jefe en activo de estación, y éste le confirmo: visas a cambio de
información. Hayden contó la experiencia con Mohammed Shahwani, un deportista
con fama creciente que tuvo que dejar Irak perseguido por Hussein. Cuando los
EE.UU. tomaron el control del país, Shahwani --“héroe iraquí y estadunidense”--
fue enviado por la CIA de regreso a Bagdad para dirigir el sistema de
inteligencia después de Hussein. Con la suspensión de visas, quedó sin
protección y su familia también.
El Post agregó ayer: “los ex secretarios de Estado John F.
Kerry y Madeleine Albright, junto con Leon Panetta y otros altos funcionarios
de seguridad nacional, declararon (que la suspensión de visas) ‘socava’ la
seguridad nacional y ‘pondrá en peligro tropas estadounidenses en el campo’”; o
sea, la relación visas-espionaje.
La decisión sobre las visas provocó el primer conflicto en
el sistema de toma de decisiones en la Casa Blanca y probó que existen
mecanismos institucionales que no se pueden aplastar. La información fue
publicada también en The Washington Post: tomada la decisión de evitar la
prohibición, el nuevo secretario de Seguridad Interna, general John Kelly,
dictaminó la exención de quienes tuvieran visas permanentes o tarjetas verdes
de trabajo. Sin embargo, el asesor de estrategia, el todopoderoso Steve Bannon,
prohibió esa exención; Kelly, molestó, se negó a atenderlo y le dijo que su
cargo no le daba facultades en la toma de decisiones de seguridad.
La crisis interna provocó una reunión de emergencia a las
dos de la madrugada del domingo, entre los que estuvieron dos asesores de la
Casa Blanca, el asesor de seguridad nacional, el secretario de Defensa y un
alto funcionario del Departamento de Estado. La queja fue doble: la forma de
decidir políticas de gobierno sin consultar a oficinas involucradas y la falta
de sensibilidad del primer círculo de Trump para ajustar decisiones “por
sentido común”.
La crisis en la Casa Blanca por las visas fue la primera.
Política para dummies: La política es lo que existe en los
sótanos secretos de la política de la superficie.
Sólo para sus ojos:
Sin pena ni gloria, sin un mensaje estratégico, y hasta
pareció casi con flojera, el centenario de la Constitución perdió la
oportunidad parta enviar mensajes reales.
En materia de comercio exterior ha quedado claro que no hay
una estrategia alterna al TCL y que el gobierno federal busca depurarlo sin
aprovechar la oportunidad para sacar más ventajas. Lo malo es que los
negociadores de los EE.UU. vienen con la navaja afilada para reventar el
acuerdo.
El Estado de México sigue hundiéndose en los problemas
dentro del PAN y en la debilidad de la candidatura del PRI, lo que se ha
convertido en ventaja competitiva de la candidata de López Obrador. El PAN ha
dejado la impresión de que no tiene mucho interés en ganar la plaza porque al
parecer le rompería los acuerdos de Ricardo Anaya para quedarse con la
candidatura presidencial del 2018.
Y comienzan a conocerse datos de problemas en la alianza
PAN-PRD en Nayarit.
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