Rubén Cortés
En el
entendido de que en el Presidente tienen a su jefe (esperan órdenes para todo
según su gen priista), los gobernadores del partido en el gobierno han sido
menos activos a la hora de enriquecer las propuestas para la renegociación del
TLC.
Y de los
gobernadores de la oposición es Miguel Mancera quien más interés ha mostrado,
con pronunciamientos diarios sobre el tema. Tanto así que ayer el Presidente
retomó uno de sus planteamientos al iniciar con los empresarios del país
consultas para guiar la revisión y la profundización del TLC.
Antes, el
Jefe de Gobierno había propuesto al Presidente, durante una reunión con
gobernadores, incorporar un equipo de empresarios al proceso de renegociación
del TLC porque “el presidente de Estados Unidos está pensando así, como un
empresario, pero un empresario abusivo”.
La
cavilación de Mancera es lógica, pues el nuevo inquilino de la Casa Blanca no
es un político clásico ni un tecnócrata, sino sólo un magnate, por lo que debe
tener de interlocutores también a empresarios con una estrategia de hombre de
negocios.
Otra idea de
Mancera es que la CDMX participe en la preparación de las renegociaciones con
Estados Unidos que arrancan en mayo, ya que la capital genera el 17 por ciento
del PIB y capta el mayor número de remesas de paisanos.
La verdad es
que en esto del TLC no se sabe ni la hora que es: ni siquiera si va a continuar
con un adolescente emocional instalado en la Casa Blanca. Sin embargo, en lo
que no puede existir incertidumbre es en mantener las ideas calientes, en
pensar desde ahora, en tener planes bien trazados.
También lo
es que a nadie en el país se le puede trapichear el interés en aportar lo
posible en estos momentos bajísimos en la relación con Estados Unidos, y que es
inobjetable la tendencia hacia el tema del TLC evidenciada por el gobernante de
la CDMX.
Por ejemplo,
en el tema de vincular a los empresarios, ayer revivió la inclinación por
aquella campaña que era buena y había caído en desuso: “Hecho en México”, para
consolidar la competitividad de los bienes nacionales, fabricados con puras
manos mexicanas.
Queda claro
que lo deseable es continuar con el TLC, como razona su arquitecto, el
expresidente Carlos Salinas, porque su desmantelamiento significaría más
desempleo en el país y provocaría más migración que la que un muro puede
detener.
Pero la
posibilidad de que acabe es real. Más vale entonces que nos preparemos. Por eso
es loable el anunciado fondo del gobierno de mil 300 millones para fortalecer
los sectores automotriz, aeronáutico, eléctrico, electrónico, energético y
agroindustrial.
No hay por
qué regatear entonces el granito de arena de Mancera.
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