DETRÁS DE LA NOTICIA
Alfredo Martínez de Aguilar
El Centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es ocasión más que propicia para compartir algunas reflexiones sobre la trascendencia de la Carta Magna, piedra fundacional del país, fincada en el Estado de Derecho y las leyes que de éste emanen.
Los hechos de la terca realidad, que finalmente termina por imponerse, ponen de manifiesto que muchas veces la supuesta igualdad establecida obligatoriamente por la Ley, no es más que una falacia, porque en la vida cotidiana del día a día, no va más allá de ser una buena intención.
Con todos estos asegunes, resultantes de la incongruencia de los gobernantes, políticos y servidores públicos, así como de las prácticas viciosas de la corrupción y la impunidad, estamos plenamente convencidos que solo el imperio soberano de la Ley puede salvar a México.
Y lo es, porque la formulación de la Ley es una de las mayores realizaciones civilizadas de los seres humanos. Además de la coercitividad, legitimidad de aplicarla por la fuerza, una de sus principales características es su aplicación general y la obligación de ser respetada.
Al ser el Estado de Derecho y las leyes que de éste emanen, parte sustancial de la democracia, y ser ésta el menos peor de los gobiernos, hace posible que la convirtamos en una auténtica forma de vida diaria, a través de los derechos y obligaciones consagrados en la Constitución.
El desconocimiento de éstos, por la mayoría de los mexicanos en general y, de manera particular, de los oaxaqueños, es el principal problema para el cumplimiento de la Constitución, agravado por la falta de respeto a la Ley por las autoridades de los diversos órdenes de gobierno.
De tal manera que si queremos que los gobernantes, políticos y servidores públicos, respeten y hagan respetar la Ley, hoy más que nunca, los ciudadanos estamos obligados a conocer y ejercer nuestros derechos constitucionales, pero al mismo tiempo a cumplir con nuestras obligaciones.
Ello requiere necesariamente un cambio de actitud personal y familiar frente a sí mismo, frente a los demás, con un claro y concreto proyecto de vida, que permita redefinir de manera urgente un proyecto de nación que actualmente no tenemos y que fije el rumbo a seguir por el país.
Sin ser una solución simplista, la mayor y mejor estrategia para conseguirlo es simple y sencillamente, conocer nuestros derechos y obligaciones, consagrados en la Constitución, y sobre todo exigir que se respeten los primeros, a partir del cumplimiento de las segundas.
En este sentido, debemos convertir la democracia ante todo en una forma de vida en el día a día, a mañana, tarde y noche, por convicción como proyecto de vida, no solo por obligación.
De ahí, la importancia de la participación activa y permanente al lado de quienes promueven el respeto al Estado de Derecho y a las leyes que de éste emanen, así como de aquellos que impulsan la educación integral humanística, no solo la instrucción, y la cultura en general.
Es nuestra convicción apoyar a quienes buscan la trascendencia en el tiempo y en el espacio infinitos, a través de fomentar el cultivo del cuerpo y del alma, a fin de elevar el espíritu, mediante la adquisición de un grado de conciencia mayor, sobre todo, entre los jóvenes.
Loable en tal sentido, la Presentación de la edición conmemorativa del Centenario de la Constitución de 1917 del libro del maestro José Muñoz Cota, Querétaro, Sinaí en Llamas, por parte de la maestra Alicia Pérez Salazar, esposa del forjador de jóvenes oradores mexicanos.
El acto fue organizado por el Colegio de Abogados en Materia Agraria, que preside Juan Maldonado Vargas, en el Teatro Juárez de la capital oaxaqueña, con la asistencia de René Palavicini Esponda, Óscar Juárez Cárdenas, Carlos Domenzáin de la Concha,
Así también estuvieron presentes Jesús Aguilar Sánchez, Mario Flores González y Carlos Aquino, presidente del Foro Nacional de Oradores José Muñoz Cota, algunos de los cuales fungieron como jurados en el 2º. Concurso de Oratoria “Lic. Manuel Díaz Cisneros”.
El libro forma parte de las Ediciones del Foro Nacional de Oradores y de la Fundación Cultural Mecenas del Libro, A.C., bajo el lema “Dar luz a quien dará saber”, integrantes de la Confederación de Colegios y Asociaciones de Abogados de México, (CONCAAN).
Después de la presentación del libro, se realizó el concurso de oratoria con temas relacionados al Centenario de la Constitución como Orígenes del Constitucionalismo y El Constitucionalista Mexicano, Las Constituciones de México y El Constituyente 1856-1857, entre otros.
Yheraldo Lugo, joven estudiante de Nuevo León, obtuvo el primer lugar en el concurso de oratoria con el tema La Economía Latinoamericana y la Relación con Estados Unidos, un tema de gran actualidad ante la renegociación del Tratado de Libre Comercio por Donald Trump.
No menos trascendente fue la Toma de Posesión de la Delegación Oaxaca de la Organización Mundial de Abogados, que preside Mario Flores González, y que en Oaxaca dirige Francisco Osorio Ruiz, presidente del Concejo de Abogados y Estudiantes de Derecho del Sureste.
Más que satisfactorio es personalmente para el columnista tener la oportunidad de participar como Coordinador de Comunicación Social Comisionado en Oaxaca y rendir protesta al lado de distinguidos abogados oaxaqueños en el Auditorio de la Facultad de Derecho de la UABJO.
Estamos convencidos que la solución a los múltiples y complejos problemas de México y Oaxaca, se resolverán con educación integral, autosuficiencia alimentaria y aumento sustancial de los índices nacionales de producción y productividad con calidad y respeto a la Ley.
Ésta es la revolución pacífica, dentro de la Ley, no armada ni menos violenta, que desde hace cien años reclama el pueblo de México y de Oaxaca, porque la sangre solo lava el camino de los financieros de las revoluciones armadas, generalmente cómplices del imperio norteamericano.
Pero es de llamar la atención que a los gobiernos, políticos y funcionarios públicos, impuestos por la partidocracia no importa ni interesa buscar soluciones a los ingentes problemas del país, por lo que corresponde al pueblo, sobre todo a la clase media, impulsar los cambios a fondo.
Hoy, más que nunca por supervivencia como país libre y soberano urge inculcar en el seno del hogar principios y valores universales y dentro de éstos el respeto absoluto al Estado de Derecho y a las leyes que de éste emanen impulsando la cultura de la legalidad por convicción.
Dadas las flaquezas derivadas de las miserias humanas sujetas a ambiciones, pasiones, adicciones y perversiones, ciertamente, es una tarea titánica recuperar el fomento de los principios y valores universales comunes a todos los pueblos de todos los tiempos.
Es muy cómodo exigir a gritos y con diversas modalidades de movilización social, marchas, bloqueo de calles y carreteras y toma de oficinas, que se respeten nuestros derechos o bien, que los gobiernos federal, estatal y municipal resuelvan nuestros inacabables problemas.
El problema es que las equivocadas políticas públicas asistencialistas han sido prostituidas al extremo de utilizar a los pobres como instrumento de presión y chantaje por parte de los dirigentes de partidos y organizaciones sociales para obtener carretadas de dinero.
Pero lo peor es que aun cuando esos recursos, se demanden para impulsar obras de infraestructura social y proyectos productivos a fondo perdido, en realidad, terminan en los bolsillos y las cuentas bancarias de los dirigentes partidistas y de dichas organizaciones sociales.
Oaxaca es uno de los prototipos más conocidos a nivel nacional de esta escandalosa corrupción con la existencia de 600 organizaciones políticas y sociales que utilizan como carne de cañón a a los pobres entre los pobres sin que rindan cuentas de los miles de millones que reciben.
Es innegable que cuentan con la complicidad de los gobernantes y servidores públicos en turno. No podemos cerrar los ojos a la realidad, porque ahí están a la vita de todos los que quieran ver y oír, la asquerosa, por escandalosa, corrupción de Gabino Cué y su mafia de rateros.
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