Isidoros Karderinis La elección del europeista Macron, hijo real del sistema bancario y de las fuerzas de la globalización, a la presidencia de Francia ha impedido, por un lado, la activación automática de los procedimientos de descomposición de una Unión Europea en el control alemán y ha creado, por otra parte, una ilusión increíble en los círculos burocráticos de Bruselas en cuanto a las perspectivas de su longevidad. Sin embargo, una lectura minuciosa de los resultados de las elecciones presidenciales francesas no deja dudas. Un seg…