En Miami cayó un bombón

Pablo Hiriart

MIAMI, Florida.- FlightAware, el rastreador de vuelos en tiempo real, indicó el sábado que un avión del Departamento de Justicia de Estados Unidos se aproximaba a Florida procedente del aeropuerto de la isla de La Sal, en Cabo Verde, y aterrizaría en Miami a las 21:18 horas. No falló. Y traía un pez gordo.

Sí, el pez más gordo detenido hasta ahora, al servicio de los negocios oscuros de la tiranía de Nicolás Maduro en Venezuela: Alex Saab, un empresario colombiano de 49 años.

Es un regalo del cielo para el presidente Biden, que podrá, ahora sí, endurecer el brazo contra un presidente déspota, violador consuetudinario de los derechos humanos.

Para Maduro no fue un bombón, sino una bomba. Y reaccionó de inmediato, con desesperación. Alega que es diplomático venezolano, y tiene inmunidad.

Saab es señalado como el principal prestanombres de Maduro para sacar dólares de las arcas de su país y depositarlo en el extranjero, así como ser pieza clave en el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico en Venezuela.

Si Saab habla en las siguientes semanas o meses, el destino de Maduro estará en una cárcel de Florida, como ocurrió con otro similar a él a comienzo de los años 90: el caudillo panameño, ‘antigringo’ idolatrado por un amplio sector de la izquierda mexicana, Manuel Antonio Noriega.

Con la extradición de Saab no sólo hay zozobra en el Palacio de Miraflores, en Caracas. También en la Ciudad de México.

Es que Saab es señalado como el empresario que instrumentó la importación de alimentos mexicanos, descompuestos y a sobreprecio, hacia el programa de emergencia contra el hambre en Venezuela.

Los alimentos descompuestos, que salieron del puerto de Veracruz, se pagaron en dólares.

Fue tal el golpe para Maduro la extradición de Saab, que rompió el diálogo con la oposición de su país que se llevaría a cabo en la Ciudad de México.

Como represalia inmediata al traslado a Miami de su presunto testaferro, Maduro ordenó llevar a la cárcel de Caracas a seis empresarios petroleros estadounidenses que estaban bajo arresto domiciliario, por “firmar acuerdos que amenazaban el futuro de la refinería venezolana con sede en (Houston) Texas”, según dijo la abogada.

“Es por corrupción”, dice Maduro.

Familiares de los empresarios estadounidenses presos en las instalaciones del Sebin (Servicios de Inteligencia Bolivariano) le enviaron de inmediato una carta al presidente Biden, al que piden auxilio: “Nuestros seres queridos fueron arrestados con cargos fraudulentos, procesados a puerta cerrada y condenados políticamente. Necesitamos su ayuda”.

Horas antes de la salida del avión del Departamento de Justicia con Saab a bordo, el gobierno de Nicolás Maduro allanó la casa del periodista Roberto Deniz, en Caracas, en busca de documentos.

Deniz dirige la publicación digital Armando.Info, que ha participado con otros medios de comunicación en el hallazgo de trasiego de dinero sucio en paraísos fiscales, y ha dado particular seguimiento al caso de Alex Saab y su conexión con Maduro. Desde 2018 está asilado en Colombia.

Saab fue arrestado en Cabo Verde (un pequeño país-archipiélago africano situado frente a la costa de Senegal, excolonia portuguesa que fue un centro del comercio de esclavos), en junio de 2020, cuando bajó su avión a cargar combustible para seguir el viaje con destino a Irán.

Desde el sábado duerme en el Centro de Detención Federal de esta ciudad. Anoche no se veía una vigilancia especial en los alrededores. Su comparecencia en la Corte de Miami está programada para esta tarde, aunque podría posponerse unos días.

El protegido de Maduro, y la llave maestra para llegar a la conexión del mandatario venezolano con el narcotráfico en su país, deberá responder, en principio, por la acusación de haber sustraído de las arcas del Estado venezolano 350 millones de dólares, y depositarlos en el extranjero.

Para tener una idea de lo que significa esa cantidad para Venezuela, un médico que trabaja en los servicios públicos de salud gana –según el rango– entre 20 y 30 dólares al mes. Y recibe una compensación con bonos por comida, de dos a tres dólares al bimestre, si está inscrito en el Carnet de la Patria.

Un cómplice importante de esa barbaridad llegó esposado a Miami.

Y sabe mucho.