Pablo Hiriart
Trump, López Obrador y Jair Bolsonaro se llaman las tres
grandes desgracias de América en tiempos de coronavirus, porque gobiernan tal
como son, populistas que desprecian la ciencia y el conocimiento.
Apenas ayer nuestro Presidente remarcó su aversión por la
ciencia al quitarle fondos y acusar a los científicos de ladrones y emisarios
del porfiriato.
La pandemia salió de Asia y se instaló en América, donde
tres populistas gobiernan las naciones más pobladas del continente.
Son tres machistas que desafiaron al coronavirus y aunque
a ellos no les haya pasado nada, sus gobernados pagan las consecuencias con
muerte, incertidumbre y desempleo.
Por ellos votaron, eso es lo que tenemos. Qué desgracia.
Ninguno de los tres tomó en serio el problema, y más de
50 por ciento de los muertos en el mundo por Covid-19 esta semana fueron en
Estados Unidos, México y Brasil.
En infecciones diarias, América Latina superó, con AMLO y
Bolsonaro a la cabeza, a Europa y Estados Unidos juntos.
Bolsonaro se burló de los preocupados por el coronavirus
y la sana distancia: “Estoy cometiendo un crimen. Voy a hacer un asado el
sábado aquí en casa. Charlaremos con algunos ministros, algunos empleados que
están acá mi lado”, dijo a la prensa.
Para Trump, no había de qué preocuparse pues el
coronavirus se iba a frenar con el calor. Recomendó inyectarse cloro si tanto
les preocupaba.
Hoy lleva más de cien mil muertos y cavan fosas en
lugares públicos para enterrar gente. Más de 40 millones de ciudadanos
estadounidenses han solicitado hacer efectivos sus seguros de desempleo, pues
se quedaron sin trabajo.
López Obrador dijo que los mexicanos eran resistentes a
las epidemias. Sacó una estampa y dijo: “¡detente enemigo!”, y un trébol de
cuatro hojas. Suficiente.
Del 26 de abril, día en que AMLO declaró 'domado' al
coronavirus, a la fecha, se han concentrado más de 80 por ciento de las muertes
por la epidemia en México.
López Obrador dijo el 28 de febrero que el coronavirus no
era algo grave: “ni siquiera equivale a una influenza”. Alguien embarcó al
Presidente con esa información. Es imaginativo pero no tanto. El 3 de marzo, el
subsecretario López-Gatell prohibió a los laboratorios privados hacer pruebas
para detectar Covid-19.
En abril el Presidente dijo que serían 26 mil las
personas contagiadas. ¿De dónde sacó el dato? Ya van más de 80 mil contagiados
y los casos irán en “aumento continuo”, dijo el martes la directora de la OPS,
Carissa Etienne (luego de que su representante en México, Cristian Morales
Fuhrimann, elogió la 'estrategia' de nuestras autoridades ante el Covid. Con
mejores resultados que en Europa, dijo el funcionario).
López-Gatell informó el 4 de mayo que el número de
muertos por la pandemia en México sería inferior a seis mil. Ya van más de
nueve mil fallecidos oficialmente, porque el número real se desconoce.
Y el señor como si nada. No se puede equivocar por tanto.
¿Qué médico es ese?
Es un médico que falló en el diagnóstico al minimizar la
pandemia, desde que llegó el Covid-19 a México. Y a partir de ahí no hay
remedio.
Apenas el miércoles dijo que los muertos en el país
podrían llegar a 30 mil. Pasó de calcular menos de seis mil a 30 mil, en veinte
días.
No tienen la menor idea de lo que están haciendo.
El modelo desarrollado por el científico Youyang Gu, del
Tecnológico de Massachusetts, proyecta entre 132 mil y 212 mil muertos en
México para el 1 de septiembre.
¿Dónde está la verdad? López-Gatell ya demostró que no
sabe. Está perdido. Y el Presidente lo respalda con el estribillo de “¡no estás
solo! ¡no estás solo!”.
Pobre México y pobres de nosotros, estamos a merced de
populistas, ambiciosos y autoritarios. Como Trump y Bolsonaro, sus almas
gemelas.
La Secretaría de Salud medía la letalidad al comparar el
número de infectados con el número de fallecidos (como se hace
internacionalmente). AMLO se enojó porque perdió una discusión con Reforma y
mandó cambiar el método: fallecidos por millón de habitantes... que no sabemos
si están contagiados o no, porque no se hacen pruebas.
Bolsonaro corrió a su ministro de Salud porque no le
gustaban las malas noticias que daba.
Trump recortó los presupuestos de las áreas de
investigación y prevención de infecciones, y desmanteló la infraestructura
creada por Obama para garantizar que los brotes no se conviertan en pandemia
(como el ébola y el zica).
El gasto que creció, como nunca en una década, fue en
armas para 'defensa', que no han usado, y le quitó dinero a prevención de
epidemias... una de las cuales ya le ha matado a 100 mil en dos meses.
Aquí en México AMLO le recortó presupuesto a los
institutos de especialidades (y a la dirección de Epidemiología, al programa
nacional de vacunación, entre otros), subejerció en Salud, lastimó a eminencias
médicas con insultos y rebajas de sueldo, y se fueron donde los traten mejor.
No quiere gastar en pruebas, que nos indicarían dónde
estamos parados y si es posible reabrir o no, o cuándo.
En cambio ha inyectado miles de millones de pesos a Pemex
Exploración y Producción, que en el primer trimestre perdió más de 420 mil
millones de pesos, y a Pemex Refinación, que de enero a marzo perdió 80 mil
millones de pesos.
Trump, AMLO y Bolsonaro, tres desgracias para América.
Uno dice que su corazón late a la izquierda y los otros
dos que late a la derecha, pero son la misma cosa. Así nos está yendo.
En México habrá, además, hambre.
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