Rubén Cortés.-
En eso que acaba siendo realidad, y que damos en llamar
“percepción”, los principales réditos de la captura de Javier Duarte han sido
para el gobernador panista de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, quien, además, los
está capitalizando tan bien que ya está en ruta para pelear el 2018 en su
partido.
Fue Yunes el más feroz denunciante de los hechos de
corrupción que se atribuían al gobernador priista, y hasta basó su campaña para
sucederlo en el cargo en la promesa de encarcelarlo. Era de primaria entonces
lo que sucedió hace poco más de una semana: Yunes se atribuyó la captura de la
PGR.
Y lo mejor para él: nadie se lo regateó. Vamos, hasta el
propio presidente de la República visitó Veracruz después de que Duarte fue
atrapado, para ofrecer a Yunes, en su discurso, acompañar sus esfuerzos en el
combate a la impunidad para generar paz y tranquilidad.
“Señor gobernador: el gobierno habrá de acompañar los
esfuerzos de esta entidad, y lo habremos de hacer dando la batalla para
combatir la impunidad, para generar condiciones de paz y de tranquilidad para
toda la sociedad”, expresó el mandatario. Es decir: oro molido para Yunes.
Tanto que, dos días después, firmó un decreto para expropiar
una casa que Duarte había comprado en Tlacotalpan con dinero del erario, pero
que ahora pasó al Instituto Veracruzano de la Cultura. “Esa casa fue comprada
con dinero de ustedes, los veracruzanos”, dijo Yunes. Es decir: más oro molido
para él.
Hasta hace un mes, Yunes no había aparecido en las encuestas
para la presidencia en 2018, pero El Financiero ya lo incluyó en su más
reciente medición: tiene cuatro puntos de preferencias entre panistas, lejos de
Zavala (39), Anaya (25) y Moreno Valle (21).
Pero eso fue antes de que Yunes pusiera contra la pared a
AMLO acusándolo de recibir millones de Duarte, ser un vividor de la política,
recibir mil millones al año del erario, de no pagar impuestos, y hasta mostró
un documento con las propiedades que posee AMLO puestas a nombre de su esposa.
Y de que Yunes figurase en la percepción como el autor del
hecho de que Duarte esté preso, pues, en todo caso, el hecho de que Duarte
estuviera tras las rejas fue su principal promesa de campaña. Quiere decir que
esos cuatro puntos se van a multiplicar pronto.
Además, Yunes es el único a quien AMLO rehúye, pues dejó de
visitar Veracruz, donde Yunes lo espera siempre con señalamientos frontales de
“corrupto” y retos a debate sobre el dinero que supuestamente recibía de
Duarte.
Como sea, quien tiene hoy la cabeza de Duarte como trofeo es
Yunes. Ha sido el ganón en eso.
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