CARLOS RAMÌREZ/ INDICADOR POLÌTICO
Si todo
marcha conforme a las instrucciones presidenciales, México sólo buscará atender
algunas quejas y preocupaciones de la Casa Blanca en la revisión del tratado de
comercio libre pero con la intención de reafirmar el modelo de desarrollo
subordinado. En este sentido, México perderá de nueva cuenta la oportunidad
para diseñar un modelo de desarrollo de acuerdo a las necesidades nacionales.
La
reconfirmación del modelo de desarrollo del tratado no resolverá las exigencias
estadunidenses de disminuir el flujo de migrantes mexicanos ilegales, porque la
tasa de crecimiento del PIB mexicano seguirá siendo de 2.2% anual, que en
términos generales sólo crearía un tercio de la demanda de empleo anual de la
nueva población económicamente activa. Así, dos tercios tendrían que buscar
empleo en el sector informal o… emigrar ilegalmente a los EE.UU.
La lógica
económica es implacable: menor tasa de creación de empleos en México y una tasa
promedio de PIB de 2% anual implicaría que mexicanos sin empleos traten de
cruzar la frontera --con muro o sin muro-- o quedarse en México presionando la
crisis social por la relación casi automática de desempleo-delincuencia. El
gobierno de Trump podría lograr aumento de empleo en su país, pero con un
vecino en ebullición social por la falta de puestos de trabajo bien pagados.
La decisión
de Trump de revisar el tratado con México se pudo haber convertido en una gran
oportunidad para rediseñar el modelo nacional de desarrollo al construir una
planta industrial más sólida. La intención oficial mexicana de promover el
consumo interno debería ir amarrada a una estrategia de sustitución de
productos importados. Pero para ello se requieren dos cosas: oferta de bienes y
servicios y capacidad de compra del mercado interno, ninguna de las cuales se
ha estimulado en estas semanas de mensajes mexicanos sobre el tratado.
Salinas de
Gortari liquidó el ejido con el argumento de que había cola de inversionistas
extranjeros, pero al final se trató sólo de una decisión ideológica neoliberal
porque la inversión productiva nunca produjo una agroindustria modernizada. En
lo industrial el tratado agotó su efecto en la planta productiva con la
apertura drástica que provocó el cierre de cadenas productivas completas porque
nunca se planteó la necesidad de una reforma de reconversión industrial.
Ahí fue
donde fracasó el tratado y ahí estaban los objetivos que debió haber definido
el gobierno del presidente Peña Nieto para la revisión del tratado. Pero
resulta que muchos de los negociadores del tratado que entregaron la producción
mexicana a las necesidades estadunidenses están hoy en espacios de decisión
comercial e industrial del gobierno, comenzando con el secretario de Economía,
Idelfonso Guajardo, parte del equipo del tratado en 1991-1993.
En este
contexto, la revisión del tratado de comercio libre se hará hoy como se negoció
en 1991: en función de las exigencias estadunidenses; y si hace veinticuatro
años había operadores estadunidenses que tenía claro que México necesitaba
aumentar su crecimiento económico para evitar que su crisis social cruzara la
frontera, hoy con Trump es el toma todo para los EE.UU., aunque haya mayor
migración ilegal o en la inestabilidad social de México por mayor demanda de
empleo y menos PIB.
La falta de
enfoque de seguridad nacional de Trump taparía el hoyo de empleos fugados con
el TCL pero destaparía el hoyo de la inestabilidad social en México en la
frágil y vulnerable puerta sur estadunidense.
Política para dummies: La política se mueve por el sentido de la oportunidad, no por la necedad de los políticos.
Sólo para
sus ojos:
La
intolerancia mutua entre Trump y la prensa podría cambiar los protocolos
políticos en Washington. Hasta ahora hay indicios de que la famosa cena de
corresponsales en la casa Blanca podría no realizarse por primera vez por el
encono mutuo. Al final, la prensa pierde más que Trump.
La
expectativa del PIB para 2017 sigue bajando, con presiones sobre la inflación
por los gasolinazos. Los ajustes reales tienen al crecimiento económico en
tasas de 1.5%, pero con tendencia a bajar de 1%.
Vienen un
par de semanas en las que el ejército estará en el centro de la atención
nacional. Las presiones de Trump para aumentar la presencia castrense
estadunidense ha encontrado el muro de la Defensa Nacional que no necesita de
“asesores extranjeros”. Y además esta semana comienza el debate sobre la
necesaria y urgente ley de seguridad interior. Por lo pronto, el secretario de
la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, está impulsando esa ley.
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